Triunfo de la lucha organizada

CORREPI

20 años de prisión para el agente de la Policía Federal Argentina Alejandro Aguirrez Manzur

Después de casi un mes de juicio, el Tribunal Criminal Nº 4 de Mercedes condenó al agente de la Policía Federal Argentina, Alejandro Aguirrez Manzur, a 20 años de prisión por el asesinato de Carlitos Abregú y Emanuel Ojeda, ocurrido en Moreno el 17 de marzo de 2013. Una vez más, la lucha organizada venció a la impunidad.

Durante las cuatro semanas que duró el juicio oral, estuvimos en las calles de Mercedes para denunciar la responsabilidad del Estado en el asesinato de nuestros pibes. A lo largo de las jornadas quedó demostrado que el agente de la PFA Aguirrez Manzur fusiló a Carlitos y Emanuel, y se desmoronó el cuento del “enfrentamiento”: nueve balazos, siete de los cuales impactaron en los chicos, todos disparados con el arma reglamentaria.

De nada sirvieron los dos testigos inventados por la defensa policial un año y medio después del asesinato, que vinieron a contar una inexistente versión de “fuego cruzado”. Se probó que no estuvieron en el lugar y ahora deberán enfrentar una causa en su contra por falso testimonio.

El federal Aguirrez Manzur no gastó un centavo en abogados particulares, ni tuvo que conformarse con el defensor oficial: fue defendido por los abogados de la Dirección de Asuntos Jurídicos – División de Asuntos Penales del Ministerio de Seguridad de la Nación, igual que sus colegas Juan Leonel Segovia y Martín Adrián Olguín, acusados por encubrimiento, que fueron absueltos. Como en la causa por Walter Bulacio, la de Mariano Ferreyra, la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 e infinidad de casos donde sentamos en el banquillo de los acusados a los agentes de las fuerzas represivas, el propio Estado dispuso la defensa institucional de los asesinos a través de un cuerpo de profesionales que sólo puede intervenir cuando se trata de “actos de servicio”. Una vez más, la confesión de que el gatillo fácil es, para ellos, un acto de servicio.

Una vez más, probamos que el policía gatilló, pero los mató el Estado. El mismo Estado que, desde el Ministerio de Seguridad, defendió al homicida en el juicio- El mismo Estado cuyos jueces tuvieron que dictar sentencia condenatoria, pero, también una vez más, no quisieron reconocer el crimen de estado, y por eso condenaron por homicidio simple agravado por el uso del arma, y no por homicidio calificado por la condición de funcionario policial.

Como dijo Gloria, mamá de Carlitos, tras recibir la sentencia, la condena no nos devuelve a los chicos, pero es el triunfo de años de lucha organizada. Porque frente a la represión, nuestro único camino es convertir el dolor y la bronca en lucha y organización, para que las calles se llenen de gargantas que, como hoy y ayer, vociferen:

BASTA DE GATILLO FÁCIL
BASTA DE REPRESIÓN
NO ES UN POLICÍA, ES TODA LA INSTITUCIÓN
¡UNIDAD, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!