Boletín Informativo N°163

Correpi
21.Abr.02    Boletines Inf. 2002

SUMARIO

1- NUEVO JEFE DE LA BONAERENSE
2- SE TIRAN ENTRE ELLOS
3- ESCRACHE EN LUGANO
4- TORTURA EN SANTA CRUZ
5- BULACIO: 11 AÑOS
6- HOMENAJE A LOS CAIDOS
7- ANIMAL… CALLATE
8- INTERROGANTE
9- PROXIMAS ACTIVIDADES

NUEVO JEFE DE LA BONAERENSE
Amadeo D’Angelo, jefe de la Policía Bonaerense, fue obligado a renunciar por su participación en una causa donde se investiga la protección policial a prostíbulos en el noroeste bonaerense. ¿Alguien recuerda algún jefe policial de la provincia que no haya salido de su cargo por algún escándalo similar?. Con bombos y platillos, el gobernador Felipe Solá nombró a Ricardo Degastaldi como el nuevo capo. (Solá, recordemos, quiere allanar todas las villas del conurbano en búsqueda de delincuentes –¿y si allana la jefatura de la policía bonaerense en La Plata y no pierde más tiempo?-). Siguiendo la tradición de su antecesor, Degastaldi tiene sus bemoles para destacar. En primer lugar, es un hombre de calle, lo que significa que siempre estuvo junto a las patotas de cada comisaría. Ello importa también que la tortura y el gatillo fácil no le son ajenas como políticas habituales a implementar. Estuvo en la Departamental San Martín y en la de La Matanza en épocas del inefable Mario “Chorizo” Rodríguez.
En segundo lugar, estuvo al frente de la Departamental Mar del Plata en la época de los múltiples homicidios a prostitutas que ocurrieron entre el 98 y el 2000. Desde la Fiscalía de Mar del Plata se lo acusó de ser un obstáculo en la investigación. Esos sucesos, que amarillos periodistas atribuyeron a un psicópata al estilo de las películas de Hollywood, está más emparentado con ajustes de cuenta de la policía con trabajadoras del sexo que no arreglaban con la yuta.
Por último, fue Jefe de la Departamental Norte en los últimos años, precisamente cuando en esa jurisdicción se desarrolló con notable éxito el escuadrón de la muerte encabezado por Hugo Alberto Cáceres alias “Hugo Beto” y su banda de Don Torcuato.
Como se puede ver Degastaldi es un modelo de la policía bonaerense, que nos garantizará a todos la seguridad que necesitamos.

SE TIRAN ENTRE ELLOS
En este Boletín hemos informado sobre gran cantidad de hechos en que por “pases de facturas”, negocios truncos o por meras peleas entre uniformados, éstos agarran la reglamentaria, se tiran y se matan entre ellos. Pero también hay casos como el del agente de la bonaerense Aldo De la Rosa que en 1993 fue herido gravemente por el federal Serrano, que son demostrativos de que el gatillo fácil puede ser hasta un “accidente de trabajo”.
Eran las 10 de la noche del 7de julio de 1993 cuando el policía federal Francisco Javier Serrano viajaba en el interno 166 de la línea 159. Venía cansado y se quedó dormido. Lo despertaron los gritos del resto del pasaje. Ni bien abrió los ojos vió a un individuo armado y entonces –reaccionando como un policía que se precia- disparó 6 veces en su dirección. El individuo armado era el bonaerense De la Rosa que, mientras Serrano dormía, ya había evitado un robo adentro del transporte. Para que no queden dudas, simplemente el cabo Serrano lo vió armado y le disparó, y no lo mató a su colega provincial de milagro. No era necesario propagandizar aquello del “meta bala” porque lo hacen desde siempre. De la Rosa estuvo 4 días en terapia intensiva.
Cuando De la Rosa se recuperó fue a tribunales, pero no para instar la acción penal contra su colega sino para pedirle a la Policía Federal su condigna indemnización. De la Rosa no quiso que su camarada fuera castigado penalmente por las lesiones graves que sufrió sino que simplemente quería unos dinerillos. Por supuesto el fiscal de Quilmes acompañó la falta de interés en la prosecución de la causa penal, que hace 9 años está paralizada. Serrano ganó el juicio civil, y ahora el Estado Nacional del que depende la PFA debe pagarle 46.500 pesos de indemnización.
En definitiva, De la Rosa es un hombre comprensivo que entendió a su colega de la federal porque “a él podría haber pasado lo mismo” y en definitiva, un gatillo fácil contra otro policía no es más que un accidente de trabajo.

ESCRACHE EN LUGANO
El miércoles pasado Familiares de víctimas de la represión y CORREPI realizamos un escrache a la comisaría 52ª, situada en medio de los monoblocks de Lugano 1 y 2 y frente a la villa 20. Es que allí vivían Daniel Barboza y Marcelo Acosta de 17 años y Gabriel “Pipi” Alvarez de 21, hasta que el policía Rubén Solanes (alias Percha) los ejecutó en febrero pasado. A Daniel lo arrancó de una plazoleta y lo llevó al cordón de Av. De la Cruz para tirarle un tiro a quemarropa en el pecho. Como Marcelo, su amigo, observó lo ocurrido, le dio un disparo que ingresó por su ojo y lo mató a las pocas horas. Pipi cometió el error de intentar subirse a una camioneta que tenía pedido de captura, por lo que fue muerto de cuatro disparos que, en cruz, entraron en su cuerpo, dos en los hombros, uno en el pecho, y el otro (qué coincidencia) en el mismo ojo que Marcelo. Para despejar dudas, cerca del cuerpo de Marcelo el asesino dejó una percha. El barrio de Lugano vive atemorizado por la prepotencia e impunidad con que este funcionario se maneja como miembro de la brigada de esa comisaría. Además, recibimos numerosas denuncias referidas a torturas como submarino seco y otras tristemente conocidas y que sufrieron tanto menores como mayores dentro de la comisaría con absoluto conocimiento y complicidad de los superiores que revisten en la misma. En el escrache los padres de Daniel, los hermanos y la abuela de Marcelo y la esposa y hermanas de Pipi, junto a más de 100 personas pertenecientes a H.I.J.O.S., Grupo de Arte Callejero, la asamblea de Lugano, la murga “Los apasionados de Lugano” y los compañeros de SI.ME.CA., entre otros, denunciaron las ejecuciones para luego llegar a la puerta de la comisaría y ante la mirada del comisario pidieron justicia y acusaron de asesino al “Percha”, como se apoda este triple homicida.

TORTURA EN SANTA CRUZ
Ricardo Almirón, un albañil de Puerto San Julián, en la provincia de Santa Cruz, fue detenido por la policía porque un vecino creyó sospechoso verlo sentado en el cordón de la vereda. Durante toda la mañana siguiente le negaron a su hermana que estuviera detenido, para recién al medidía admitir que no sólo estaba preso, sino que había muerto en el calabozo. Al recibir el cuerpo, sus familiares se negaron a llorarlo a cajón cerrado, como había aconsejado la policía. Abrieron el féretro y sacaron el cuerpo para desnudarlo. Dice la nota publicada por Cristian Alarcón el pasado 15 de abril en Página/12: “Como entrenados a pesar de la distancia que los separa de los grandes centros suburbanos donde el gatillo fácil es vida cotidiana, también decidieron producir pruebas: tomaron 13 fotos del cuerpo. Luego las imágenes fueron trasmitidas en un canal local. Fue suficiente para que aparecieran los testigos que habían visto cómo cuatro policías molieron a patadas y puñetazos a Almirón, un vecino tan conocido como cualquiera en ese pueblo en el que ahora no dejan vivir en paz a los policías sospechosos escrachándolos “hasta cuando se bajan del auto para comprar cigarros”. Ayer hubo una marcha de 500 personas que dejaron carteles pidiendo justicia en las puertas de la comisaría del pueblo.”
“En un galpón de venta de materiales fue que le dieron la pateadura que ahora es para sus familiares el verdadero motivo de su muerte. Según los médicos, a Almirón lo afectó una “bronco aspiración producida por un derrame gástrico”, que en criollo sería un ahogo producido por un vómito sanguíneo, producto de una herida interna. Al menos así lo describe Raúl Verón, el cuñado de Almirón, su amigo, director de Acción Social del municipio de Puerto San Julián, y a la sazón, efectivo investigador del crimen. Fue Verón quien primero advirtió que había algo escondido en el ataúd. “Abrí la tapa de madera y vi que la chapa de zinc no estaba todavía soldada. La saqué. En la cara tenía varios golpes. Tenía lesiones en los riñones, raspones en los laterales del torso, en el brazo izquierdo, un hematoma en la zona hepática, abajo del ojo derecho, en el pómulo izquierdo, la boca hinchada y la nariz como partida”, describe Verón a Página/12. Demasiado, para Raúl y para los otros testigos, como para no sospechar que Almirón había muerto a golpes. Eso es lo que sospechan. Aunque al no ser parte en la causa judicial que investiga la jueza Luisa Lutri aún no tengan información sobre el resultado de la autopsia. Claro que a veces no es sólo una pericia la que determina el destino de una investigación. Las fotografías tomadas al cadáver fueron divulgadas en uno de los dos canales de Puerto San Julián, Universal Video Cable. Son tan fuertes (este diario decidió no publicarlas) que produjeron un impacto impensado en los sanjulianenses, pero sobre todo en aquellos que habían visto las escenas de la golpiza. Solos, por teléfono, por mensajeros, se fueron comunicando con la familia de Ricardo Almirón. Ya son seis las personas que contaron ante una cámara de video –las grabaciones ya fueronofrecidas al fiscal Piedrabuena– que dos policías bajaron de una camioneta de la Policía de Santa Cruz para agarrar a patadas y trompadas a Almirón en la calle Berutti. Y que otros dos uniformados de los que patrullan las calles del pueblo llegaron para sumarse a la faena en un móvil VW Senda. “Veinte minutos estuvieron pegándole, y después lo arrastraron de los pies por el piso, para tirarlo atrás de la camioneta, donde le seguían dando”, dijo uno de los testigos.
Almirón fue de allí a la comisaría y luego, más tarde, lo llevaron al hospital a una revisación médica. Pero el médico que lo atendió no lo revisó, contaron las enfermeras en un sumario interno iniciado a raíz del caso, y solo escribió en un certificado que tenía un corte en un lóbulo. “A este borracho ni lo revisés y dale algo para que pase toda la noche sin joder”, dicen que le dijo el policía que lo llevó. Obediente, el profesional le dio un calmante. Lo regresaron a la seccional y lo metieron en un calabozo. Al día siguiente, cuando debían tomarle declaración, Almirón ya estaba muerto. A 11 días aún no hay noticias de medidas adoptadas por la Policía de Santa Cruz, y ayer cuando Página/12 entrevistaba a los familiares los mismos policías sospechados del crimen patrullaban las calles de San Julián como siempre. Claro que ya lo hacen con cierto cuidado. En la calle les gritan “asesino”, y se lo hacen saber a sus hijos, en la escuela. “Esto es el resultado de mucho tiempo de apremios ilegales, de otras golpizas, de oficialitos jóvenes que salen mal enseñados y para hacerse los machos pegan, aunque en el pueblo uno pueda salir a la calle y dejar todo abierto, pegan por pegar”, dice Verón, un hombre que además durante siete años supo ser policía.”

BULACIO: 11 AÑOS
A 11 años de la detención y muerte de Walter Bulacio (17) en un recital de rock, la semana de actividades comenzó con una delegación de cuatro familiares de víctimas de la represión policial que concurrieron al juzgado en el que tramita la causa penal para reclamar a la jueza a cargo ante la inminente prescripción de la acción penal. Delia Garcilazo, Nancy Sosa, Alberto Sánchez y Mabel Maidana, todos ellos familiares de pibes asesinados por las fuerzas de seguridad argentinas, se citaron junto con nuestra compañera Paula en la puerta del juzgado, en Lavalle y Libertad, a las 12 del mediodía del pasado viernes. Para su sorpresa (no la nuestra, que ya sabemos lo “permeables” que son nuestros teléfonos) se encontraron con medio centenar de policías apostados en la entrada. Lo primero que pensaron fue que habría algún juicio oral trascendente -en ese edificio hay varios tribunales orales-, pero cuando uno de los uniformados se les acercó a preguntarles cuándo llegaban los demás, se dieron cuenta que los muchachos de los servicios malinterpretaron la actividad, creyendo que se trataba de un acto masivo de escrache al juzgado. Lo ridículo fue que, aun cuando vieron que sólo eran cuatro mujeres -una de ellas discapacitada y con muletas- y un hombre de mediana contextura, se mantuvo la guardia frente al edificio, mientras los abogados que concurrían a ver sus causas eran molestados pidiéndoles que exhibieran sus credenciales -no fuera a ser que nos filtráramos disfrazados de hombres y mujeres de ley-.
No conformes con el despliegue inusitado (¿tanto miedo nos tiene una jueza?), cuando finalmente los compañeros lograron entrar al edificio, fueron escoltados por policías uniformados hasta el interior del juzgado, oportunidad que las mujeres aprovecharon para comentarles en voz bien alta y en términos poco académicos lo que pensaban de ellos y de todo represor. Finalmente resultó que ni la jueza Alicia Iermini ni la secretaria María Rosa Guido estaban presentes, por lo que fueron recibidos por el titular de la otra secretaría, el Dr. Pantano. Parece que Pantano tuvo miedo también -¿habrá pensado que Delia esconde misiles en las muletas?- porque la escolta policial ingresó junto con los familiares al despacho privado.
Pese a la prepoteada los compañeros no se amilanaron, más bien hicieron honor a la indignación que sintieron, y le cantaron las cuarenta al Dr. Pantano, que no dejó de intentar excusas para justificar la absoluta inacción de su jefa Iermini en el trámite de la causa. Con tal de que se fueran, Pantano prometió que el próximo martes la Dra. Iermini va a recibir personalmente a los compañeros. Muchachos de la 3ª, vayan lustrando la gorra, que el martes volveremos.
Por la tarde, y en el marco de una charla en el edificio anexo del Congreso de la Nación de la que participaron Carlos Bigalli (defensor de menores de San Isidro) y Norberto Norberto Linski, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Pcia. de Buenos Aires junto a Diputados de la Comisión de Derechos Humanos y familiares de víctimas de la represión policial, el diputado Alfredo Bravo se comprometió a acompañarlos en la nueva visita a la jueza Alicia Iermini luego de que Paula le exhibiera el cuadro sinóptico de 9 carillas que apretadamente resume el laberíntico y vergonzoso trámite procesal de la causa Bulacio en estos 11 años, y le hiciera especial hincapié en el inminente cierre por prescripción, cuando hace 6 años la fiscalía y la querella pidieron penas concretas.
Recordamos a todos los compañeros la convocatoria a la Marcha Por Walter y Por Todos el próximo viernes 26, a las 19:00, de Congreso a Plaza de Mayo.

HOMENAJES A LOS CAIDOS
Al cumplirse el 4° mes de las histórica jornada del 20 de diciembre diferentes agrupaciones se concentraron y homenajearon a los mártires del pueblo, caídos por la represión de De la Rua. Convocados por el colectivo Acción Directa y los Familiares de los fallecidos por las balas de la Policía Federal, con la adhesión de Madres Línea Fundadora, H.I.J.O.S., Arte Callejero, MTD Alte. Brown, Juventud del CTA, SIMECA y CORREPI se recorrieron los lugares donde cayeron los compañeros, se renovaron las placas de resina que recuerdan sus nombres y se hicieron ofrendas con flores que previamente habían sido cortadas de la propia Plaza de Mayo.
Como todos los meses se comenzó puntualmente a las 15 hs. en el lugar donde cayó Gustavo Benedetto en Avda. de Mayo frente al banco HSBC desde cuyo interior partieron las balas que pusieron fin a su vida. Como todos los meses hubo que colocar una nueva placa porque las autoridades del banco explotador remueven la existente. Se continuó por la avenida 9 de Julio, recordando a Gastón Riva, a nuestro compañero Carlos “Petete” Almirón, a Diego Lamagna y a Alberto Márquez. El acto terminó en el lugar donde cayó éste último, donde hicieron uso de la palabra un miembro del sindicato de Motoqueros y Sergio Smietniansky por CORREPI.
Casi al mismo tiempo, la Asamblea Vecinal de Castro Barros y Rivadavia recorría al son de cacerolas y pitos la avenida Rivadavia, cambiando los nombres de las calles transversales por los de jóvenes asesinados por la policía. La actividad, convocada al cumplirse 4 meses de la represión en Plaza de Mayo y 11 años del asesinato de Walter Bulacio, hizo eje sobre las más de mil muertes a manos de las fuerzas de seguridad en la Argentina desde 1983. En cada esquina, después de pegar sobre el cartel indicador de las calles los nombres de Bulacio, de Carlos Almirón, de Miguel Bru o de Néstor Bauche, se recordó brevemente quiénes eran y cómo murieron cada uno de ellos.

ANIMAL CALLATE
Hay gente que con tal de abrir la boca dice cualquier cosa, incluso para exagerar sus propias experiencias. CORREPI puede acordarse de las tristes declaraciones de Iván Noble, cantante de los Caballeros de la Quema que después de participar en el Festival por W. Bulacio del año 96, terminó criticando a nuestra organización por el ataque que sufrimos de un grupúsculo skinhead.
Otro tanto ocurrió esta semana con Andrés Giménez de ANIMAL, banda que estando en Venezuela sufrió los avatares del fallido golpe contra Chávez. En el suplemento SI de Clarín del viernes pasado, el “pensador” del conjunto de trash, contando los problemas que tuvo con un grupo de chavistas dijo que “se disparaban balas de plomo de verdad y no como el 20 de diciembre que tiraban con balas de goma.”
Parece que tanto devaneo rockero o tanta gira de su banda provocó ceguera y amnesia en el líder de ANIMAL, y tanta identificación con el nombre de su banda provoca que sus integrantes digan animaladas. Un favor al pueblo, Giménez callate o mejor, abrí la boca para cantar, nada más.

INTERROGANTE
¿Vieron que un ex policía bonaerense fue detenido por su participación en el secuestro del hermano del jugador de fútbol Juan Román Riquelme? ¿Por qué será que en cada crimen trascendente, tarde o temprano, salta un botón?

PROXIMAS ACTIVIDADES

Lunes 22 de Abril en la Casa de Unidad y Resistencia de Lomas de Zamora (Alsina y Ayacucho L. De Zamora) reunión preparatoria para los actos por el 15° aniversario de la Masacre de Ingeniero Budge.

Lunes 22 de Abril: Movilización a la Cancillería en repudio a la participación argentina en el Plan Colombia.

Martes 23 de Abril, 20:00: Tercera reunión convocada por CORREPI y agrupaciones de estudiantes secundarios en la Liga (Corrientes 1785, 2º “C”) para organizar la marcha a 11 años de la detención y muerte de Walter Bulacio.

Martes 23 de Abril, 12:00: Los Familiares de Víctimas de la Represión Policial e Institucional concurrirán al Juzgado en el que tramita la causa Bulacio (Lavalle 1171, Planta Baja) para protestar ante la jueza Alicia Iermini por el inminente cierre del proceso por prescripción.

Viernes 26 de Abril, 19:00: Marcha de Congreso a Plaza de Mayo convocada por CORREPI, familiares de víctimas, Federación de Estudiantes Secundarios, FUBA y otras agrupaciones estudiantiles, sociales, de DDHH y políticas a 11 años de la detención y muerte de Walter Bulacio.

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FALTAN 24 DÍAS (17 DÍAS HÁBILES) PARA QUE PRESCRIBA LA CAUSA BULACIO GRACIAS A LA JUSTICIA ARGENTINA

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CORREPI
Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional correpi@fibertel.com.ar