Las condenas de Pedraza, Fernández, Díaz, Favale, Sánchez, Alcorcel, González, Pipitó y los comisarios Ferreyra y Mansilla por el homicidio consumado de Mariano y los homicidios tentados de Elsa, Nelson y Ariel; así como las condenas del comisario Lompizano, el subcomisario Echavarría y el oficial Conti por incumplimiento de sus deberes y la del agente Villalba por omisión de deberes de oficio, muestran con claridad hasta dónde estuvo dispuesto a llegar el tribunal para hacer su propia manifestación de principios, y exponer su particular visión del mundo, esa que, como la nuestra, expresa su punto de vista de clase. Y lo hicieron a fuerza de más de un pase de magia, para negar lo evidente.