El tribunal criminal nº 2 de San Martín informó hoy la suspensión, hasta el 10 de noviembre próximo, del juicio oral contra el empleado de la agencia de seguridad CLAVE SRL, que fusiló a Luis Alberto Bolaño, joven discapacitado de 27 años de edad, el 14 de marzo de 2009, en la granja educativa que custodiaba por contrato con el Municipio de Malvinas Argentinas.
Juan Pablo Rodríguez, que disparó cinco veces el arma de propiedad de la empresa elegida por el intendente Jesús Cariglino para reemplazar, hasta en el uso del gatillo fácil, a la policía bonaerense, decidió apenas horas antes del inicio del debate nombrar un defensor particular, en reemplazo de la defensoría oficial que lo venía representando. La designación, que incluía el pedido de suspensión del debate que había sido fijado el pasado mes de marzo, fue presentada ante el tribunal en el último minuto hábil del viernes pasado. Por lo tanto el juicio, que debía comenzar hoy, fue suspendido hasta el 10 de noviembre. Mientras tanto, el asesino sigue en libertad.
Luis Alberto Bolaño se ganaba la vida vendiendo estampitas en la estación de tren. Tenía un retraso madurativo y atrofia de una pierna y un brazo, con mano “en garra”, como consecuencia de la desnutrición que había padecido de niño, y antes, durante el embarazo de su madre. El hambre, ese crimen social del capitalismo, aportó lo suyo para destruirle la vida. La tarea fue terminada por un perro de presa contratado por el estado para defender al mismo sistema que le provocó la discapacidad.
Las pericias de la causa penal demostraron que es imposible que los hechos ocurrieran como argumentó el asesino, quien, amparado por
su patronal y por el municipio, contó la historia de siempre: que un peligroso delincuente se abalanzó sobre él, esgrimiendo un arma de fuego. Luis no podía correr ni usar su brazo derecho, atrofiado por su enfermedad.
Al mismo tiempo que se suspende el juicio para que el nuevo abogado del homicida prepare su defensa, la familia Bolaño, militantes de CORREPI, siguen padeciendo aprietes y amenazas que recrudecieron en las pasadas semanas, como la madrugada del 3 de septiembre, cuando, desde dos autos no identificables, sólo uno con patente, dispararon varias veces contra su humilde vivienda en Grand Bourg, mientras les gritaban dejate de joder o te vamos a matar toda la familia”.
Mientras los Bolaño son tiroteados en su casa, el vigilador asesino Rodríguez, acusado por la querella y la fiscalía por homicidio, sigue en libertad, y maneja los tiempos judiciales a su antojo.
Coordinadora contrala Represión Policial e Institucional
Ciudad de Buenos Aires Argentina
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