En nuestro país, cada dieciocho horas muere una mujer víctima de femicidio. Casi trescientos de esos femicidios, fueron a manos de integrantes del aparato represivo del estado.
Son más de cien las mujeres pobres que mueren al año en abortos clandestinos, mientras que en las clínicas privadas recaudan fortunas a cambio de abortos secretos a las “niñas bien”.
Cada día, en algún rincón del país, una mujer está siendo secuestrada, violentada sexualmente o cooptada por alguna red de explotación. Las redes de trata han sido desde siempre llevadas a cabo en complicidad y, cuando no, encabezadas por las fuerzas represivas, que hacen del secuestro y explotación de mujeres su mejor negocio.
El estado es responsable tanto de no combatir, como de reproducir la violencia machista, y de no desarrollar políticas efectivas para garantizar los derechos y la seguridad de las mujeres poniendo un freno a los femicidios y los crímenes de odio.
Es responsable también por las presas políticas, las mujeres asesinadas por luchar y las muertas por pobres.
Le decimos basta a la violencia machista.
Basta de femicidios.
No a las muertes por abortos clandestinos.
No al abuso.
Sin policía, no hay trata.
#NiUnaMenos