Los últimos días, y en particular durante las últimas horas, cobró centralidad plena en la audiencia pública la disputa por el sentido común respecto al paro general convocado para el día de mañana, con el objetivo de quitarle efecto y legitimidad.
Es evidente que el gobierno nacional y los grupos económicos concentrados están desesperados. Saben que la efectividad de la medida es un golpe durísimo, que va directo a su estabilidad. La expresión más elocuente, en este sentido, fue una de las declaraciones del presidente Mauricio Macri hoy a la mañana, reunido con su gabinete de ministros: “O los mafiosos van presos, o nos voltean”.
La diferencia (o lo que no se dice) es que el paro general no surge de, ni se remite a una negociación entre cúpulas sindicales y la administración del Estado, sino que llega -tarde, pero al fin- como resultado del crecimiento de la conflictividad social, motivada por lo innegable: el hambre, la pobreza y la desocupación que sufrimos todos los días. Tanto así, que ni las burocracias pudieron enfriar los reclamos, como hacen siempre. Tuvieron que responder, antes de que se les prenda fuego el estofado. Y esa ya es una victoria. Pero al margen del diagnóstico, está lo que viene, y la respuesta, con sus efectos, y consecuencias.
Quisieron impedir el paro de todas las formas posibles: primero el bombardeo, con la lluvia de conferencias, entrevistas, y publicaciones en medios y redes sociales; después, el manotazo de ahogado: garantía de trato y confianza, pago de taxis, medios de transporte privados, apertura de peajes y accesos; y finalmente, la bajada de línea directa en los sectores de trabajo, con sus respectivos aprietes y amenazas. Pero aun así no pudieron. Y una vez dispuesto el escenario, mezclaron y repartieron de nuevo.
Así las cosas, los funcionarios de Cambiemos nos adelantaron, por turno, durante todo el día de hoy, cómo piensan responder mañana. “El mandato de la gente es que hagamos las cosas que son incómodas”, señaló Macri. Y atrás de él, las aclaraciones: “Nosotros lo que garantizamos es mucha presencia policial en la calle, para asegurarle a la gente que mañana trabaje (…) la policía va a estar en zonas que obviamente prevemos pueden ser riesgosas”, dijo el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta hoy, en diálogo con Radio Mitre. Y para completar el panorama, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, confirmó al diario Clarín que mañana habrá un operativo con las fuerzas federales con el objetivo de “evitar” los bloqueos en los accesos a la Capital.
Queda claro. Las fichas ya están puestas. Hay orden de reprimir, y luz verde. La decisión está tomada. Sepan que, si pasa algo, fueron ellos. Hacemos responsable al gobierno nacional por cualquier cosa que pueda suceder durante la jornada de mañana. Si ven, o se enteran de algo, llámennos. Ahí vamos a estar.
Salgamos a enfrentar, de conjunto, el ajuste y la represión que sufrimos todos los días a lo largo y ancho del país, que sólo podemos defender con la dignidad de un pueblo trabajador que pelea, y no se rinde.
LAS CALLES SON NUESTRAS