Brecht definió mejor que nadie a los imprescindibles, como esos quienes luchan toda la vida. Lo que no dijo, ni se aprende en ninguna parte, es qué hacer cuando los imprescindibles se van.
Cuando eso pasa con un compañero, no hay tiempo ni relojes, no hay respuestas válidas, ni cosas que analizar. Sólo queda el compromiso de defender su memoria como una responsabilidad histórica. No permitir que se borre su presencia, levantar sus banderas, replicar sus sueños, continuar su lucha, multiplicar su ejemplo. Enrique Mario Fukman, “Cachito” para todos y todas, era uno de esos imprescindibles.
Nació en 1957 en la provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia de laburantes. Desde chico empezó a trabajar con el padre en su taller, mientras estudiaba ingeniería electrónica y aportaba a una cooperativa de electromedicina de la UBA. Empezó a militar a los 18 años en la JP de Montoneros, al igual que su hermano Jorge, asesinado por la dictadura en febrero de 1977 a plena luz del día. Poco más de un año después, fue secuestrado por un grupo de tareas de la Junta Militar y llevado al Centro Clandestino de Detención y Exterminio que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en noviembre de 1978 . Como muchos otros compañeros y compañeras, fue torturado durante meses y sometido a trabajo esclavo en lo que se denominaba la “pecera”. En septiembre de 1979, fue trasladado a la isla El Silencio, ubicada en el delta del Paraná, comprada por la Marina Argentina a la Iglesia Católica para establecer otro CCDE y trabajar plantaciones de álamo y fornio. Fue liberado en febrero de 1980. Desde entonces, y hasta su muerte, su lucha contra la impunidad y la represión de ayer y de hoy fue permanente.
Fue testigo en el Juicio a las Juntas Militares, en la causa contra el capitán del grupo de tareas 3.3.2, Miguel Cavallo, en la “megacausa” ESMA y en la causa contra el represor Ricardo Cavellaro en España. Fundó junto a Adriana Calvo y Carlos “Sueco” Lordkipanidse, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), y, como su referente, fue impulsor y articulador del Encuentro Memoria Verdad y Justicia durante veinte años, espacio que compartimos hasta la actualidad. También fue docente secundario, activista de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y protagonista de la Carpa Blanca durante los ‘90. Durante 2016, impulsó junto a CORREPI la Campaña Nacional Contra las Detenciones Arbitrarias.
Su rol, como destacado referente y militante por los Derechos Humanos, realizó un aporte invaluable para la creación de distintos espacios de unidad a lo largo y ancho del país. Entre otras cosas, fue quien más nos enseñó a anteponer los consensos y los puntos de acuerdo a las diferencias, con el equilibrio necesario para poder avanzar en las luchas comunes con la mayor amplitud y participación posibles, para enfrentar la impunidad y la represión del presente con la misma fuerza que sostenemos las banderas históricas por memoria, verdad y justicia. Fue, es, y seguirá siendo para todos nosotros y nosotras, un ejemplo enorme de coherencia y dignidad.
Mañana realizaremos un acto homenaje a un año de su fallecimiento, a las 18:00 en el auditorio de ATE Nacional (Belgrano 2527), para honrar como se merece a un compañero, un amigo, un hermano. A uno de los imprescindibles.
Compañero
Enrique Mario Fukman
Querido “Cachito”
PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE.