Con el objeto de descentralizar la gestión de la seguridad el gobierno de la ciudad crea hacia finales de 1997 los Consejos de Prevención del Delito y la Violencia. En tal sentido, el Gobierno de la Ciudad crea para la articulación de estos Consejos, el Programa de Seguridad Ciudadana, (a cargo de la dirección se encuentra el Dr. Eduardo Pasalacqua). El mismo se encuentra integrado por un grupo de profesionales provenientes de diversas disciplinas ( abogados, sociólogos, politólogos, antropólogos, ex comisarios e inspectores etc.). Los funcionarios del programa tienen a su cargo el asesoramiento y mediación en las acciones concretas que surjan de estos ámbitos de “participción”.
La función de los Consejos se orienta a la prevención del delito en el ambito del barrio, para ello, el gobierno porteño, incentiva la participación vecinal para trabajar en concordancia con la institución policial en la gestión “demócratica” de la seguridad.
Las funciones de los consejos serían las siguientes:
1. Aumentar el nivel de conciencia social acerca de la necesidad de prevenir el delito y la violencia.
2. Confeccionar el “mapa del delito” del barrio, (ello se lograría a partir de las informaciones suministradas por los vecinos).
3. Mejorar y aumentar las medidas de seguridad mediante la incorporación de perspectivas multidisciplinarias.
4. Desarrollar acciones que se orienten a lograr una mejora en las relaciones vecino-policía.
5. Contribuir en el diseño de las bases para la optimización del servicio de seguridad que brinden las comisarías de la zona.
Si bien la gestión de la seguridad suponía la activa participación de grupos vecinales representativos de diversos sectores sociales, en la práctica la convocatoria sólo ha encontrado respuesta en pequeños grupos de vecinos. Es decir, las fuerzas vivas del barrio, centros de jubilados, asociaciones vecinales, sociedades de fomento, amigos de la comisaría barrial, etc.
Los funcionarios del Programa de Seguridad centran el tema sobre dos ejes bien delimitados: prevención y denuncia. En lo concerniente a la prevención se propone la adopción de pautas y hábitos que tengan por objeto reducir la posibilidad de la comisión de un probable delito. En tal sentido se incentiva a los vecinos a confeccionar gacetillas con “consejos prácticos” acerca de la prevención. El Gobierno de la Ciudad se compromete, para ello, a destinar los recursos necesarios tanto en materia de asesoramiento cuanto en los costos de la impresión. Los vecinos, por su parte, se comprometen a realizar la distribución de las gacetillas en el barrio a fin de concientizar al vecino y en consecuencia ampliar la convocatoria a otros sectores. En lo referente a la denuncia el primer objetivo a cumplir consiste en el diseño del “mapa del delito”. Es decir, identificación de aquellos lugares que la “sensibilidad vecinal” percibe como peligrosos, en líneas generales en la mayoría de los consejos son: casas tomadas, baldíos, negocios expendedores de bebidas alcohólicas, lugares de reunión de jóvenes: esquinas, plazas, escuelas, maxikioscos, pubs, lugares de reunión de homosexuales, trabajadoras del sexo, travestis, etcétera.
Tenemos pues que la prevención del delito es entendida, así por esos vecinos, en función de punir los comportamientos, formas de vida y virtualidades. En este sentido es importante destacar el absoluto acuerdo de los funcionarios del Programa que, no sólo apoyan estas tendencias, sino que asimismo las fomentan y estimulan. Ello se corresponde con la aplicación de un modelo de prevención situacional, siendo su apoyatura el marcaje de zonas de peligrosidad, tarea que contribuye al reforzamiento del estado de peligrosidad.
Otra de las cuestiones que se tratan se refiere a la falta de denuncias en sede policial, en tal sentido, desde el programa se implementan una serie de acciones tendientes a acercar la comunidad a la comisaría, para el cumplimiento de tal objetivo se crean talleres instructivos para abordar la problemática de las denuncias.
Vale la pena transcribir la presentación que realiza el director del Programa de Seguridad Ciudadana en un consejo de la ciudad
Director Dr Eduardo Pasalacqua: (…) el Consejo tiene sentido, como organismo, sí este es el lugar, les digo, este es un camino nuevo, porque en la Argentina hay pocas experiencias y en el mundo tampoco son demasiados, sí este es el lugar donde, la comunidad, los vecinos y los organismos no gubernamentales, por un lado, con la policía de seguridad, discuten el plan de seguridad local. Es decir, la policía recibe los insumos de parte de los vecinos, respecto a cuales son las demandas en materia de seguridad, y una vez que se formula el plan de seguridad, este debería ser el órgano natural donde se haga el seguimiento de ese plan de seguridad. Viendo que cosas se cumplieron, que cosas no se cumplieron y por qué.
Esta claro que esto es una idea novedosa y que tiene todos los costos de toda idea nueva cuando no tenemos tradición. Es decir, esto implica una nueva actitud por parte de la comunidad y una nueva actitud por parte de la policía, significa reconocer que hay viejas maneras de funcionar de la policía que, ya modernamente, no parecen ser las más adecuadas. Es decir, hoy en día parecería la tendencia predominante, aunque no quiero que nos subamos a una moda, porque todo esto esta en discusión y en construcción, es lo que se llama, formalmente, policía comunitaria, es decir, que por los menos, hoy, a nivel oficial, hoy la Policía Federal es la doctrina que, de algún modo sostiene. La Secretaria de Seguridad Interior, ha hecho dos jornadas, recientemente, en la cuales ha traído a distintos funcionarios policiales de distintas partes del mundo a plantear esto. Dentro del Programa estamos intentando armar alguna jornada donde podamos discutir, mano a mano, algunos problemas.
Esta idea de policía comunitaria implica, que alguna de las viejas ideas del accionar policial, se ha demostrado que no son exactas como se creía. Es decir, el trabajar sobre los síntomas y no sobre el fondo de los problemas, el ir recurrentemente a los mismos lugares, sin analizar, realmente, que es los que esta pasando, el propio patrullaje aleatorio, que está en discusión la eficacia técnica. Por parte de la comunidad, esto es muy importante, se trata de coproducir la seguridad, esto no significa que los vecinos nos convirtamos en policías, ni se trata de que el Estado deje de cumplir con las funciones que le son inherentes. Se trata de darnos cuenta que para que el servicio sea, verdaderamente, eficaz y eficiente tiene que haber una nueva manera de funcionar la articulación entre la comunidad y la policía.
En este marco, el Consejo puede servir para muchas cosas, puede servir, por ejemplo, para armar un mapa del delito. Ustedes vieron que los comisarios tienen un mapa del delito, eso es cierto, pero yo me temo que el mapa de las comisarías deje mucho que desear, por qué, por una razón muy simple, ellos construyen el mapa a partir de las denuncias, y que en la ciudad de Bs. As. más del 70% de los delitos que se cometen no se denuncian. Es decir, tenemos una enorme estadística negra a la cual tenemos que sumarle una estadística marrón, estadística marrón, entendida por tal las denuncias que se hacen y van a para a un cajón, es decir, no sigue el proceso como debiera. Para esto necesitamos hacer encuestas, nosotros vamos a realizar una encuesta, hecha por profesionales, en toda la ciudad de Buenos Aires, porque les cuento, en este momento no tenemos estadísticas confiables en casi ninguna parte. Yo les voy a dar un ejemplo, ustedes lo saben mejor que yo, este es un recorte del Diario Popular del domingo 6 de septiembre, de ayer, donde aparece un mapa con comisarías buenas y malas. Ahora el fundamento de por qué llega a esta conclusión es poco menos que insostenible, digamos, esta es una impresión que no tiene ningún fundamento. Inclusive hay algunas encuestas que hizo el Gobierno de la Ciudad que son muy curiosas. Porque muestra que cuando se hace una encuesta a los ciudadanos, el Centro de Participación y Control Ciudadano hizo una encuesta de ese tipo, hay mucha gente que dice, la situación de seguridad en la Ciudad está peor, la situación de inseguridad en mi barrio está igual o mejor. Acá hay una especie de contradicción respecto a que habría que discutir, aunque parece bastante obvio que fue la demanda en esta respuesta. Pero los vecinos pueden colaborar desde dos puntos de vista, no tanto contribuyendo con las encuestas, que se pueden hacer, pero que en realidad eso tiene más inconvenientes que ventajas, sino a través del propio conocimiento cualitativo que tienen los vecinos. Les voy a dar un ejemplo, la tercera edad, nosotros estamos haciendo algunos programas chicos y puntuales, en algunos CGP, donde no se han formado todavía Consejos, trabajando a partir de las personas de la tercera edad, en términos de ir viendo donde están las zonas más conflictivas. Hay veces que las personas de la tercera edad son quienes mejores conocen qué pasa en una determinada plaza, en torno a una escuela, este tipo de cosas. Entonces, esto son alguna de las cosas, ustedes pueden mejorar y aumentar las medidas de seguridad (…). Diseñar las medidas preventivas y funcionar, de acuerdo a lo que ustedes consideren que son cosas pertinentes. En síntesis, yo diría, que también el Consejo debe tratar de buscar la creación y consolidación de los espacios seguros dentro del barrio, tratar de reducir la conflictividad de la vida barrial y servir como polea de transmisión entre las inquietudes que ustedes tengan para que lleguen al Gobierno de la Ciudad, en forma clara e inmediata. A su vez, recibir del Gobierno de la Ciudad todas las medidas que se estén haciendo o campañas.
El programa diseñado por el Gobierno de la Ciudad tiende hacia una ampliación y reforzamiento de los controles, producto de la horizontalización del mismo. En tal sentido, la producción del control ya no deviene tan sólo de las agencias tradicionales, sino que este mismo es un producto del “vecino” o de los grupos sociales que poseen la capacidad de establecer normas regulatorias de “convivencia” social.
Muestra de ello es la presión ejercida por la denominada Interbarrial (conformada por cruzados morales de diferentes barrios porteños, en su mayoría operadores políticos de algunos legisladores y funcionarios policiales) sobre los legisladores porteños, en función de lograr la modificación a la Ley 10 (Código Contravencional) para incluir la punición de la prostitución, hecho que se consumo el 4 de marzo pasado donde los legisladores “garantistas” votaron a favor de la punición. Eso sí, ” para garantizar la convivencia de todos los ciudadanos de la Capital Federal”.
Estas nuevas prácticas, en donde la comunidad asume una activa participación, implican una extensión de las redes de vigilancia y denuncia. La comunidad pasa a estar al servicio de la Policía Federal. La delación deviene la norma ciudadana por excelencia en pos de “garantizar” la seguridad de los distinguidos “vecinos democráticos y participativos del barrio”.
Mónica Escayola