* En 1989 el entonces gobernador Cafiero bautizó “Los Halcones” a un privilegiado grupo policial bonaerense. Al mismo nombre -y a la misma ideología- respondían los represores reclutados por el genocida Comisario Mayor Lapoyoule, Jefe de Superintendencia de la Federal.
* El actual gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, nombró como jefe de la policía a Mario Marín, poseedor de una foja de servicios -prontuario- con condenas por apremios y denuncias por torturas durante la dictadura.
* El jefe de la policía tucumana durante la gestión de facto del genocida Bussi, Luis Rodríguez Quiroga, recuperó su cargo y al mejor estilo “Malevo”, luego de un “enfrentamiento”, dijo que el muerto era el primero de una larga lista de abatidos.
* Frente al reclamo de los hambreados trabajadores rionegrinos, el ex gobernador y ex candidato a la presidencia radical Horacio Massacessi, recurrió a la creación de la “BORA”, brigadas policiales de elite, para reprimirlos.
* El gobernador Juárez de Santiago del Estero designó a Mussa Azar, represor de la dictadura, como jefe de la policía, seguramente para evitar que se repita el Santiagazo de diciembre de 1993.
* Al asumir Duhalde su primera gobernación afirmó que Luis A. Patti era el modelo de policía ejemplar. En 1977 Patti fusiló tres jóvenes en un bar. El joven comunista que lo denunció está desaparecido. A fines de la dictadura Patti secuestró y fusiló a los militantes montoneros Cambiasso y Pereyra Rossi. Bignone salió en su defensa, como luego lo harían Menem y Duhalde. En 1990 Patti fue nuevamente procesado por torturas.
* Desde el Ministerio de Justicia se promovió en 1994 al represor Olimpio Garay para escarmentar a los presos sociales con un alto cargo en el Servicio Penitenciario Federal. La lucha encabezada por el compañero Sergio Schoklender logró su remoción, aunque seguramente desde otro puesto está sirviendo al gobierno institucional.
* En la provincia de Córdoba un energúmeno lució, para el país y el mundo, una svástica en el casco del uniforme policial de combate -contra el pueblo.
* Los policías federales que escoltaron al nazi Priebke a Ezeiza lo despidieron con un emocionado y fraternal abrazo.
* El ginecólogo Bergez, torturador especializado en desaparecidas embarazadas, siguió prestando servicios en la policía bonaerense y fue ascendido a comisario. Cuando se le dictó prisión preventiva por la apropiación de hijos de desaparecidos, estuvo “prófugo” dos meses, sin que Klodczyc lo encontrara. Sólo “apareció” cuando le aseguraron su excarcelación.
Duhalde se siente orgulloso de su policía bonaerense. Le sabe y le consta que es la policía más asesina y torturadora del país. Cuando el gobernador proclama su admiración a esta policía, no hay dudas de que también admira la ideología que la forjó. Es lógico que Duhalde se vanaglorie de su policía. ¿No le responde a las mil maravillas? Si la necesita para desalojar a los sin tierra, allí está. Si debe “prevenirse” contra los estudiantes, siempre lista. Por eso, cuando debió reconocer la represión del martes 20 de febrero en La Plata, Duhalde, el de mano dura como Camps, igualito al hipócrita Balza, sintetizó que pudo haber algún exceso. Pero no hubo errores y no hay excesos…