Discurso de Delia Garcilazo durante el acto de la presentación del archivo de Correpi
(Plaza de Mayo, 5 de diciembre de 2003)
Como todos los años, los familiares de las víctimas de la represión y la Correpi nos encontramos en esta plaza para la presentación del archivo de los muertos por la policía, gendarmería, prefectura y servicios penitenciarios de todo el país. Es una prueba evidente de que, con este gobierno, en materia de represión hacia nosotros los pobres no ha cambiado nada. Que Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde o Kirchner son iguales. Que una cosa es el discurso para afuera y otra es la forma de actuar, y eso lo sabemos muy bien nosotros que sufrimos los palos y las balas que se llevan a nuestros seres queridos. Este gobierno apuesta al divisionismo entre nosotros, y sino fíjense en la campaña en contra de los piqueteros de las últimas semanas que los medios fascistas se encargan de difundir todos los días a los cuatro vientos. Ahora también pretenden institucionalizar a los familiares del gatillo fácil; de hecho, ya algunos familiares se han adherido y hasta hablan de ir a dar charlas a las escuelas de policía. Les pregunto a esos padres, madres, hermanos, sino les da asco estar al lado de quienes mataron a sus seres queridos ¿No se dan cuenta que están negociando la sangre de los muertos?. Esto no lo digo solamente por los muertos del gatillo fácil, también lo digo por los 30 mil desaparecidos de la década del ´70, a las organizaciones progresistas, combativas, revolucionarias, que hoy le rinden culto a Mister K: borraron de un plumazo más de 20 años de lucha. Una vez alguien dijo que todo hombre tiene su precio, solamente hay que encontrar la cantidad… Kirchner, ¿se las encontró?.
Los familiares y la Correpi somos totalmente confrontativos con éste u otro gobierno Confrontamos este sistema que nos reprime y nos margina, que no nos da justicia, educación, salud, trabajo ni nada a nosotros los pobres. Cuando pedimos justicia, pan y trabajo, se nos tilda de violentos. Pero no eran de nuestra clase los que hace dos días acá frente a la casa de gobierno derribaron las vallas y golpearon a los policías, eran los ahorristas que solamente salen a las calles cuando les tocan el bolsillo ¿Cuándo estuvo Nito Artaza marchando por los muertos del gatillo fácil o por las muertes de los luchadores sociales, muertos en manos de la policía de todo el país? Ellos dieron sus vidas por sus ideas y sabían que hay un futuro mejor para nosotros y las generaciones por venir. Está en nosotros levantar esas banderas en las calles, porque ése debe ser nuestro lugar de lucha, y venir todas las veces que sea necesario a esta plaza, le moleste a quien le moleste. Porque los gobiernos se suceden y con cada uno que pasa la lista de los muertos se acrecienta. Este año han aumentado mucho los muertos en lugares de detención (comisarías y cárceles), lo que demuestra que en esos lugares se está aplicando el mismo método de tortura de los años 70. Contra eso también tenemos que luchar, ya que los presos que mueren son de nuestra clase. No mueren los que están en las cárceles VIP, los que han vaciado el país y lo siguen vaciando, los que cometen delitos económicos y los genocidas de los años 70. Esos no corren peligro, están muy bien custodiados y en muchos casos libres. Algunos se han presentado como candidatos en las elecciones y están asumiendo como diputados.
Sueño con un país mejor y más justo, sé que es posible. Sueño con un país activo, con fábricas abiertas y trabajo a pleno, sueño con un país sin chicos en las calles revolviendo la basura y sí en sus hogares, bien alimentados, con escuelas bien provistas de materiales educativos, con maestros que puedan vivir de sus sueldos. Sueño con hospitales limpios y con todos los elementos sanitarios completos, no como hoy, que enfermarse y hacerse atender es una odisea. Sueño con hogares felices en donde no falte el plato de comida y tiempo para el esparcimiento. Sueño con una justicia igualitaria para todos, sueño con un país más justo en donde todos podamos ejercer nuestros derechos y obligaciones con total libertad, sin muertes violentas y con cárceles limpias y sanas en donde el detenido se eduque y mejore, no como hoy que se embrutece más.
Recién entonces, llegado ese día, la Correpi no tendrá razón de ser. Hasta que ese día llegue, nos verán siempre en las calles acompañando a todos los represaliados y apoyando todas las luchas.