CORREPI - Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional

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Discurso de CORREPI en el acto de homenaje a 10 años del ataque terrorista a la AMIA

Correpi :: 20.07.04

En primer lugar quiero agradecer a los compañeros de APEMIA, en nombre de la CORREPI y la LADH, que nos invitaran a participar de este acto de recordación y homenaje a las 85 víctimas del ataque terrorista a la AMIA, a 10 años del más grande atentado que sufriera nuestro pueblo y por ahora, también el más grande exponente de impunidad. Sólo el gigantesco encubrimiento que desde el estado garantiza hasta hoy la impunidad de los responsables, es más grande que el dolor por los muertos.

Desde el primer momento señalamos la responsabilidad del estado por el atentado: 1º por su poca capacidad para evitarlo; 2º por la complicidad de la policía de la Pcia. de Bs. As. y la SIDE; 3º por la poca voluntad en investigar, y la gran capacidad para encubrirlos destruyendo pruebas; 4º, por la gran desidia judicial.

Nosotros, los familiares de víctimas de la represión policial, y militantes antirrepresivos, algo sabemos de impunidad y encubrimiento. Tenemos más de 1500 víctimas y nos cuesta mucho llegar a un juicio. De papá y mamá, hemos tenido que pasar a ser estrategas, espías y detectives para conseguir testigos y pruebas para que las causas avancen el los juzgados. Si nosotros no investigamos, nadie lo hace.

Además de arrancarnos de nuestro lado a nuestros seres queridos, sufrimos persecuciones, amenazas y ataques cobardes. Como si eso fuera poco, desde los medios periodísticos cómplices y serviles a los gobiernos de turno, nos descalifican en abiertas campañas de desprestigio llamándonos ultraizquierdistas, defensores de delincuentes y violentos. Esos mismos periodistas no decían ni una palabra en la década del 70 cuando el terrorismo de estado ejercido por la junta militar desaparecía personas y sustraía niños.

Este gobierno dice que no va a reprimir las protestas. No lo hace porque no quiera o no desee hacerlo, lo hace por una cuestión de imagen. No reprime con las armas, sí reprime con el código penal en la mano a quienes piden pan y trabajo, y a los que pedimos justicia para nuestros muertos y cárcel a sus asesinos.

Nos hablan de la inseguridad, pero no dicen nada de la inseguridad del estado al no crear fuentes de trabajo; al seguir al pie de la letra las exigencias del FMI, sembrando hambre y miseria a lo largo y ancho del país.

Nosotros no aceptamos integrarnos a esas oficinas gubernamentales de pseudo derechos humanos nacionales o de las intendencias de la ciudad y del conurbano, porque es una forma de tenernos controlados, de que sólo se hagan actividades que al gobierno le convienen, como dar charlas en escuelas de policías, o como cuando, con el pretexto de la Cruzada Axel, marcharon pidiendo más policías, más represión, y endurecimiento de las penas de los delitos cometidos por los pobres.

No dicen anda de los delitos cometidos por la burguesía, banqueros, empresarios, políticos, gobernadores que se enriquecen a costa del esfuerzo y la sangre del pueblo, con vaciamientos, quiebras fraudulentas, estafas, desmantelamiento de la industria y la producción, contrabando industrial, coimas, narcotráfico. de eso no se habla, el delito económigo no paga.

Ustedes se preguntarán porqué hablo de todas estas cosas, es que todo tiene que ver con todo.

Hambre es REPRESIÓN, no poder estudiar es REPRESIÓN, no poder curarse es REPRESIÓN, no poder vivir de nuestro trabajo es REPRESIÓN. Es REPRESIÓN que cruzando la Gral. Paz haya seres humanos que vivimos peor que animales, que comemos peor que animales. El Plan Remediar del que tanto se jacta el gobierno no existe, los hospitales no tienen remedios, nuestros hijos van a escuelas desmanteladas con maestros mal pagos.

Vemos pasar los gobiernos y cada vez nos sentimos más desprotegidos, más desamparados. Vemos a las clases altas y poderosas cada vez más ricas, y nos vemos nosotros cada vez más pobres. Se nos persigue y margina por tener ideas políticas, religiosas o sexuales distintas. Por ser pobres nos consideran posibles delincuentes.

Los represaliados tenemos que unirnos en esta lucha de clases. Si no nos unimos los poderosos nos van a seguir pasando por arriba. Ese es el gran compromiso de organizaciones como Apemia, Correpi y la LADH con sus banderas antirrepresivas.

Si no nos unimos, los muertos siempre serán de nosotros.

Nunca más desaparecidos, nunca más chicos muertos de hambre, nunca más familias viviendo en la calle, nunca más ancianos desprotegidos, nunca más presos muertos a palos en las cárceles, institutos de menores y manicomios, nunca más gatillo fácil, nunca más AMIA, nunca, nunca más. Eso es lo que queremos.


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