Comunicado de CORREPI convocando a la marcha del 27 de septiembre
La desaparición del compañero Jorge Julio López tiene estricta relación con su declaración en el juicio contra el represor Etchecolatz. Pero ¿podemos pensar que fue una venganza de “los resabios de la dictadura” que quieren generar “de nuevo” el terror a la población? Nosotros no nos vamos a cansar de decir que el aparato represivo sigue, no sólo intacto, sino adaptado a las necesidades represivas “en democracia”. No nos vamos a cansar de decir que la policía “de la democracia” es la responsable material del asesinato de más de 2000 pibes, que los distintos gobiernos y el conjunto del aparato legislativo y judicial son los responsables políticos de encarcelar a los pobres, de perseguir a los sectores organizados, de encarcelar a los luchadores, de dejar libres a los represores y genocidas y de ascender a los policías torturadores y de gatillo fácil.
A Solá y a Pérez Esquivel se les cayeron un par de sotas cuando se olvidaron de los desaparecidos de La Tablada; de Raúl Baigorria y Adolfo Garrido en 1990 y Pablo Guardatti en 1992, en Mendoza; de Héctor Gómez y Martín Basualdo en Entre Ríos en 1994 y Elías Gorosito en 2002; de Miguel Bru y Andrés Núñez en La Plata (este último asesinado y desaparecido en 1990 encontrado recién en 1995); y más recientemente la media docena de desaparecidos en Comodoro Rivadavia, como Hugo Alvarez, Iván Torres y Miguel Linares. Todos sumados a los más de 2000 asesinados por las fuerzas represivas del estado desde 1983, muchísimos de los cuales “desaparecieron” antes que sus cuerpos mutilados, torturados o fusilados fueran encontrados.
La desaparición de López no es una excepción ni un caso aislado y, junto a estas otras desapariciones y asesinatos, responde a un plan político, social y económico que se sigue sustentando desde la última dictadura, y que demuestra la falsedad de aquel “fin de la impunidad” que anunciara Kirchner cuando logramos la nulidad de las leyes del perdón.
La lucha por la aparición con vida de Julio López no debe encararse como una defensa de la “democracia”, sino como la denuncia de la política represiva estatal y de su siempre renovado aparato represivo, lo que no se soluciona con “mejorar” o “humanizar” a la institución policial, que responde a un programa político de estado vigente que reprime y mata sistemáticamente como principio de control y disciplinamiento social. La Bonaerense, la Federal, la Gendarmería y las demás fuerzas no actúan aisladamente, ni tienen políticas autónomas.
Por eso responsabilizamos a Kirchner y Solá por la desaparición de López, marchamos el miércoles 27 de septiembre de Congreso a Plaza de Mayo, y exigimos:
Aparición con vida de Jorge Julio López.
Esclarecimiento del hallazgo del cuerpo calcinado y abandonado estratégicamente en las inmediaciones de Punta Lara.
Basta de gatillo fácil y torturas en las comisarías.
Libertad a todos los presos políticos.
Cárcel efectiva y común a los genocidas de ayer y de hoy.
Basta de muertes en las cárceles y castigo a los culpables de la masacre del Penal de Magdalena.