Golpes y amenazas al hermano menor de José “Nuni” Ríos.
La madrugada del 23 de octubre Daniel Ezequiel Ríos, de 17 años, volvía a su casa en Don Torcuato cuando lo paró un patrullero de la bonarense. Le pidieron documentos, y una vez confirmado que era él, le pegaron dos trompadas al tiempo que le decían “a vos te va a pasar lo mismo que a tu hermano”.
El hermano de Daniel, José Ríos, al que todo el barrio conocía como “Nuni”, murió hace seis años, a los 16, acribillado por el Escuadrón de la Muerte de Don Torcuato. Fue por su homicidio que el jefe y subjefe del escuadrón que operaba en zona norte, Hugo Alberto Cáceres (a) El Hugo Beto y Anselmo Puyó, ambos suboficiales de la bonarense, fueron condenados a 22 y 19 años de prisión en noviembre de 2004.
CORREPI ha denunciado más de una vez que Hugo Cáceres, preso en una comisaría (es decir, en su lugar de trabajo), goza de una serie de privilegios que ningún preso por delitos infinitamente más leves tiene. Hasta fue visto celebrando el cumpleaños de 15 de su hija, y desde su cómodo departamento con celular y computadora sigue manejando la “agencia de seguridad” Tres Ases que encubría su dedicada tarea de limpieza social. A más de dos años de la sentencia en su contra la Cámara de Casación platense todavía no la confirmó, y por lo tanto tampoco se inició la prometida investigación penal sobre el conjunto del accionar del Escuadrón, responsable de decenas de secuestros, asesinatos y torturas como fue expuesto públicamente por la investigación llevada a cabo por CORREPI y el periodismo independiente.
No es casual que este ataque ocurra justamente cuando otro caso de gatillo fácil en la zona, el de la adolescente Romina Lemos (16) avanza en la denuncia pública y la movilización popular.
Responsabilizamos al gobierno nacional y al gobierno provincial por la seguridad de la familia Ríos, y en particular por la del joven Daniel Ezequiel. La denuncia penal ya fue efectuada, y el patrullero y sus ocupantes están individualizados en función del lugar y horario del episodio.
Este es el aparato represivo del estado, el de la “nueva policía”, el de los cursitos de DDHH y los talleres “pensando el siglo XXI con la comunidad”. Ni Cáceres, ni Puyó, ni los policías que hoy amenazan y golpean a un menor anunciándole que va a ser asesinado como su hermano, son veteranos de la dictadura. Son los funcionarios reclutados y formados aquí y ahora, para servir a los poderosos, para imponer el control social a los pobres, tal y como se los ordena el gobierno que los dirige.
BASTA DE REPRESIÓN - BASTA DE GATILLO FÁCIL Y TORTURAS
CONTRA LA REPRESIÓN, ORGANIZACIÓN Y LUCHA.