La internación de 17 cadetes de la Escuela de la PFA en el Hospital Churruca como consecuencia de los malos tratos fisicos impuestos por sus instructores es una muestra más de la pretendida política de derechos humanos del gobierno de Néstor Kirchner.
Mientras la conyugal precandidata suscribe declamativos pactos humanitarios bajo las luces de París, en esta ciudad de Buenos Aires la policía federal que depende directamente de su ministro político- impone a sus aspirantes a represores, métodos violatorios de la Convención contra la Tortura , Malos Tratos, Penas Inhumanas y Degradantes. No hay la menor duda que los responsables incurrieron al menos en el delito de vejaciones contra sus futuros camaradas, es decir, la antesala de la tortura.
Esos son los métodos que enseñan los instructores de Aníbal Fernández, y que disimulan con cursos de derechos humanos sólo útiles para teñir de civilizada a la Federal. Esos instructores no son abyectos resabios de la dictadura ni formaban parte de la Triple A. Son seleccionados integrantes democráticos de la policía actual, la del gobierno de los derechos humanos.
Si ese es el trato que los federales dispensan a sus novatos, fácil es suponer el que aplican a los civiles que caen en sus manos. La realidad de la Argentina de hoy es que la policía federal es entrenada desde la más tierna infancia para torturar al servicio de la comunidad·
Sería interesante que algún fiscal actuara de oficio, puesto que ni los damnificados ni sus superiores denunciarán seriamente este exceso en la instrucción como dijera el Crio. Rodríguez. No hay ni errores ni excesos. Esta es la policía que el gobierno K necesita.
Buenos Aires, 6 de febrero de 2007.