CORREPI - Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional

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Boletín Informativo Nº 427

Correpi :: 13.05.07

SUMARIO

1- La única cara
2- Se matan entre ellos I
3- Gatillo familiar
4- Se matan entre ellos II
5- “Buenas prácticas” penitenciarias
6- Doble A en Primera A
7- El “modelo de policía a seguir”
8- El pelo de la hermanita
9- Próximas actividades

LA UNICA CARA
Desde que asumió este gobierno venimos sosteniendo que su pretendida defensa de los derechos humanos era una estrategia para poder reprimir con consenso; y que proclamándose el “gobierno de los DDHH” Kirchner lograba la complicidad de casi todas las expresiones del espacio que, por necesidad de protagonismo, búsqueda de financiamiento o por mero oportunismo, se subieron a su carro. Pero que cuando fuera necesario, gasearía y dispararía balas de goma y de las otras, como cualquier gobierno que defiende los intereses de los poderosos desde la administración del estado.

Dijimos una y otra vez que ni es un “gobierno en disputa” ni tiene un “doble discurso”, uno bueno para el pasado, uno malo para el presente. Una sola política, ideada y diseñada para reprimir con el menor cuestionamiento posible. Hace casi un año, preguntábamos desde la tapa de nuestro Antirrepresivo qué festejaban Pastor de Bonafini y Barnes de Carlotto en el palco junto a Kirchner, si el gobierno que representan mata un pibe día por medio con el gatillo fácil y la tortura. Poco después decíamos “toda la represión necesaria, con todo el consenso posible”, y más adelante, en pleno debate sobre las responsabilidades por la desaparición de Jorge Julio López y la ola de amenazas y aprietes, “el aparato represivo, es el estado”.

Hace unas semanas Kirchner dijo que el fusilamiento de Fuentealba en Neuquén fue una cuestión de apuro, porque Sobisch no había tenido, como él, suficiente paciencia. Las palabras del señor de Santa Cruz hay que interpretarlas sin fisuras: Entre Sobich y K la diferencia no es de esencia, sino de oportunidad y tiempos políticos. Sobisch se apuró, perdió la paciencia, dijo Kirchner. No había profundizado todas las etapas de desgaste y deslegitimación del conflicto.

Esta semana Kirchner, el dueño de la estancia patagónica, perdió la paciencia y mostró su única cara sin maquillaje. La situación en Santa Cruz era compleja hace tiempo. El estallido de Las Heras, la caza mayor de todo aquel que resistió, la militarización del pueblo, la visita de Bonafini, enviada para “mediar” en representación del gobierno. El ahorcamiento de sueldos de maestros y estatales, la gendarmerización de la educación, el invento del atentado contra la casa particular de K, las sandeces de Aníbal Fernández, el patético argumento de que atacaron a su anciana madre. Y esta semana la represión. El patrón perdió la paciencia, primero mandó la gendarmería y después fue a fondo con la policía provincial.

La represión era una cuestión de oportunidad. El momento llegó, y los mismos que despotricaron en conferencia de prensa contra el fascista Sobisch guardándole las espaldas a su empleador de la Casa Rosada, tienen que hacer malabares para explicar la represión en Río Gallegos, o hacer mutis por el foro. Las diferencias sobre las políticas represivas de los diferentes gobiernos son, apenas, de tono y grado; de oportunidad. En este sentido, debemos reconocerle al pingüino patagónico una mayor capacidad para la observación y aprovechamiento de las oportunidades.

Una vez que mostró los dientes, hizo renunciar al gobernador Sancho, y designó un nuevo delegado presidencial, con todo el circo que implicó hacerlo dejar su licencia y designarlo de apuro vicepresidente de la Cámara para que ocupara formalmente el siguiente lugar en la sucesión provincial. Como Ramón Mestre cuando De La Rua lo mandó de interventor a Corrientes después de la masacre del Puente, Peralta declaró que va a “pacificar la provincia”, y lleva para eso la bendición presidencial junto con sus fondos.

Lo repetimos de nuevo: ni es un “gobierno en disputa” ni tiene “doble discurso”. Tampoco lo acosa la “derecha”. Es un gobierno represor, de derecha, un poco más hábil que otros para generar consenso.

SE MATAN ENTRE ELLOS I
Un hombre estaba entrando a su casa del barrio de Palermo cuando fue abordado por cuatro personas que, con el fin de robarle, se introdujeron en su domicilio de Arévalo y Cabrera. Una vecina vió lo que sucedía y de inmediato llamó a la policía. Llegó al lugar un patrullero de la comisaría 31ª y se produjo un tiroteo en el que un ladrón y un policía resultaron heridos. Los tres ladrones restantes huyeron.

Minutos después se produjo un segundo enfrentamiento en la esquina de Juan B. Justo y El Salvador, entre los ocupantes armados de dos autos que resultaron ser brigadas de calle de dos comisarías diferentes. Según la versión oficial, los dos móviles con agentes de civil fueron hacia el lugar porque interceptaron un llamado al celular del ladrón herido donde los cómplices le decían que lo esperaban allí. Lo cierto es que en la esquina se encontraron frente a frente las dos brigadas, y empezaron a los tiros entre ellas. Un policía de la comisaría 31ª recibió disparos en la mejilla y el antebrazo. Otro, de la 37ª, al igual que en muchos casos de gatillo fácil -que quede claro que este no lo es- recibió tres impactos de bala en la espalda y en el glúteo.

De inmediato, desde Asuntos Internos de la federal salieron a decir que estaban investigando lo sucedido planteando la hipótesis de que los agentes se tirotearon por error. Sobre las identidades de los ladrones detenidos lo único que se informó es que se trata de personas de entre 25 y 30 años a los que se les secuestraron siete armas de fuego entre las que se contaba una 9mm recientemente robada a un suboficial de Flores. ¿Se trató de un “error” en el que falló el tan mentado “olfato policial”? ¿ O tenemos que pensar que uno de los dos grupos que se enfrentaron en la esquina de Juan B. Justo y El Salvador era el que andaba haciendo “horas extras” por Palermo y fue encontrado in fraganti aumentando la sensación térmica de inseguridad?

GATILLO “FAMILIAR”
Muchas veces hemos señalado que, a la violencia institucional, los miembros de las fuerzas de seguridad adicionan las propias de género y la violencia intrafamiliar, utilizando en estos casos su condición policial y los recursos que ella les facilita. Como surge de nuestro archivo, muchas de las víctimas mujeres del gatillo fácil son esposas, novias, amantes o amigas de policías despechados, que resuelven sus conflictos de pareja con la 9 mm.

El sábado 5 de mayo, agobiado por los celos, el sargento Oscar Buseta, de 42 años, fusiló a su ex mujer, Karina Pili, de 34 años, y a su nueva pareja, el empresario Angel Salvia, de 60. El hecho ocurrió en Coronel Vidal, cuando el sargento se acercó al auto de Salvia, estacionado frente a la casa de su ex esposa, conversando con ella. El policía le disparó tres veces en la cabeza y dos en el tórax. La mujer corrió hacia el interior de la vivienda pero Buseta la alcanzó al llegar al living y le disparó un tiro en la cabeza y otro en el pecho delante de los hijos de ambos. A continuación, llamó a la comisaría y se sentó a esperar que llegaran sus colegas.

El policía permanece detenido, y el fiscal espera recibir los informes psiquiátricos que le permitan sostener que actuó en estado de emoción violenta.

SE MATAN ENTRE ELLOS II
Sucedió en Casilda, pcia. de Santa Fe. Un oficial del comando radioeléctrico disparó su arma reglamentaria de manera accidental en el patrullero, impactando a su compañero, que murió en el acto. El auto se suicidó en el acto.

Javier Patat, de 23 años, quien conducía el móvil policial, y Juan Pablo Romero, de 28, que viajaba en el asiento del acompañante, patrullaban la zona junto con un suboficial que iba en el asiento trasero. Dicen los medios que después de haber identificado al ocupante de un auto, volvieron al patrullero y cuando Romero quiso guardar su pistola accidentalmente se le escapó el tiro que impactó en la cabeza de Patat.

Las armas no se disparan solas. Son varias las maniobras que hay que hacer para producir un disparo con una pistola. Sacar el o los seguros. Accionar la corredera para poner bala en recámara. Apretar el gatillo. La presión que hay que ejercer sobre la cola del disparador varía según el arma, pero en las 9 mm reglamentarias no es menor a dos o tres kg., lo que requiere un acto voluntario. Patat montó el arma, la alistó para disparar, antes de bajar a pedirle el registro a un conductor en un rutinario control de tránsito. De pura casualidad no es ese automovilista la víctima, en cuyo caso en lugar de suicidarse, le hubieran plantado un conveniente “perro” y se estaría hablando de la tremenda inseguridad en las calles.

“BUENAS PRÁCTICAS” PENITENCIARIAS
Que las cárceles y comisarías argentinas son un decálogo de violaciones a los DDHH no es novedad. Torturas y muertes a la orden del día, extorsiones a presos y familiares, negocios de todo tipo que enriquecen a los funcionarios del área, desde los ministros hasta el último candado. Jueces y fiscales que insisten en defender las instituciones, negándose a decir que la tortura es tortura, y a lo sumo, cuando no les queda más remedio, señalan uno o dos “desbordes individuales” o condenan algún guardiacárcel o policía “desmadrado y fuera de control” por una severidad, una vejación o un apremio.

Pero como dijimos al terminar el juicio del caso Gallardo, si hay tortura, que no se note. Y el verso de la defensa de los DDHH da para todo. También, por ejemplo, para que se firme un convenio de cooperación para “la organización y desarrollo de un evento regional sobre buenas prácticas penitenciarias” con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Ministerio de Justicia de la Nación y el Ministerio Público de
la Defensa argentino.

El encuentro sobre “buenas prácticas penitenciarias” se realizará en noviembre de este año en la ciudad de Buenos Aires, con la participación de
representantes de los gobiernos de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), y seguramente serán de la partida todos los organismos de DDHH amigos del gobierno que apuestan a fortalecer las instituciones y garantizar la gobernabilidad democrática, y aportan para ello funcionarios ubicuos y discurso bonito.

El ministro de justicia Iribarne señaló que “la realización de este seminario va a ser el ámbito propicio para intercambiar experiencias en algo que para nosotros es muy importante como la promoción y la protección de los derechos humanos de todos los ciudadanos, que por supuesto incluye a aquellos que están privados de su libertad”. Seguramente las autoridades argentinas harán bandera en el seminario de la “gran conquista democrática” que permitirá a los presos votar en las próximas elecciones nacionales. Lo que no van a mostrar, porque es la columna vertebral de la política de represión, es la tortura cotidiana y sistemática; la explotación de los presos y sus familias como fuente de ingresos para los funcionarios; la muerte que de tan frecuente se naturaliza y a nadie sorprende cuando ocurre en una cárcel.

Lo que no van a mostrar, por ejemplo, es lo ocurrido el 9 de mayo en la cárcel de Batán (Mar del Plata), cuando Adrián Marcelo Susch Fritz, detenido sin condena, apareció ahorcado dentro del taller de zapatería de la unidad. Por supuesto que lo presentan como un nuevo suicidio, aunque el detalle discordante es que el depósito estaba cerrado con candado por fuera, y resulta un poco complicado imaginar cómo hizo para cerrar y luego entrar a suicidarse…

DOBLE A EN PRIMERA A
Desde hace dos fechas se viene advirtiendo, en el torneo de primera A de fútbol en la ciudad de Córdoba, la nueva modalidad de averiguación de antecedentes que se está extendiendo desde las propuestas en la Pcia. de Buenos Aires por el COPROSEDE, presidido por el comisario Mario Gallina.

En una habitación dentro de las instalaciones del Estadio Chateau Carreras, ahora llamado Estadio Córdoba, los asistentes al partido donde Belgrano de Córdoba jugaba de local, fueron seleccionados y conducidos por personas sin identificar para ser fotografiados y exhibir el documento de identidad. Ninguna de las personas a las que se le aplicó esta detención en el recinto clandestino, fueron informadas respecto a la orden judicial que autorizaría esa acción: juez o fiscal competente, nº de causa o denunciante. Los funcionarios y particulares presentes en el acto no se identificaron. No se les comunicó a los fotografiados el destino de esos datos, de manera que puedan acceder y controlar su destino una vez finalizada la “averiguación”. A las personas que no tenían su DNI les tomaron las huellas dactilares. No se les imputó cargo alguno, ni contravención ni delito.

Prácticas como las descriptas, han demostrado, como lo ha denunciado CORREPI hace tiempo, que la policía archiva fotos de personas que por su cualidad podrían ser sospechosos de delitos futuros. Los eligen por pobres, desocupados, pinta de rockeros o inmigrantes. Los exhiben a víctimas de delitos, pero también los usan para que los policías hagan “manyamiento”: los precriminalizan. Un día cualquiera de ellos puede ser oportunamente “identificado” a partir de esas fotos y datos, dando apariencia de formalidad a las habituales causas fraguadas, sea con fin extorsivo, para exhibir eficiencia, o para criminalizar luchadores -recordemos el caso de Gabriel Roser-.

EL “MODELO DE POLICÍA A SEGUIR”
Ahora que la campaña electoral para la ciudad de Buenos Aires puso de moda el tema de la policía, al punto que no hay candidato ni partido, de derecha o izquierda, que no opine sobre el traspaso de la federal, la creación de una nueva policía o cualquier otra modalidad intermedia, es frecuente encontrar referencias a las policías civilizadas, las de los países desarrollados que instalaron el modelo de las llamadas “policías comunitarias”, con “control ciudadano”, autoridades elegidas por voto popular, etcétera.

En ese modelo muchos incluyen las policías yanquis, especialmente las que fueron objeto de profundas reformas en los últimos años. La policía de Los Angeles, por caso, fue sometida a un proceso de reestructuración y “cambio de paradigma” desde 1991, cuando el mundo entero vio en video el apaleamiento a que una patrulla caminera sometió al afroamericano Rodney King. El caso King hizo que se designara a Warren Christopher como cabeza de una comisión encargada de analizar el departamento. El supuesto buen resultado de la gestión le valió a Christofer ascender luego a Secretario de Estado norteamericano.

Como en Argentina cuando se reduce el análisis de la cuestión policial a los “resabios de la dictadura”, Christofer diagnosticó que el problema policial en Los Angeles provenía de los usos y prácticas instalado en 1950 por William H. Parker, jefe de policía que pensaba que la fuerza
policial de la ciudad debía ser como un ejército urbano, y sostenía “somos lo único que se interpone entre el caos y la anarquía. Somos los profesionales. Sabemos qué es lo mejor. Nadie nos lo puede decir”.

En el año 2000, cuando los manifestantes de la Convención Nacional Demócrata fueron duramente reprimidos, gaseados y golpeados, entró en crisis la gestión Christopher. En 2002, luego de que se expusiera que una unidad contra las pandillas detenía arbitrariamente a personas en el distrito de Rampart, llamaron a papá William Bratton, el del Manhattan Institute, para arreglar las cosas. Bratton se centró en lo que llama “mejorar las relaciones de la policía con la comunidad”, pero ahora se encuentra con que no tiene cómo explicar que sus policías reeducados y democráticos la emprendieran con porras y gases contra una multitudinaria y pacífica manifestación de inmigrantes reclamando sus derechos el pasado 1º de mayo. Para eso sirvieron los comités de control ciudadano, la accountability, los sheriffs electivos, los sindicatos policiales, la modernización de la fuerza. Para salir a reprimir a los latinoamericanos y asiáticos que reclamaban, apenas, ser tratados como ciudadanos en un país que se sostiene explotándolos. Ese es el modelo que dicen que tenemos que seguir.

EL PELO DE LA HERMANITA
El sábado 12 de mayo la ministra de acción social Alicia Kirchner fue espontáneamente escrachada por los santacruceños cuando la vieron almorzando en un coqueto restaurant de Río Gallegos. Le tiraron harina y huevos, y según el gobierno le arrancaron un mechón de su blonda cabellera.

Según el canal de noticias TN se habría abierto una causa judicial y se habrían ordenado detenciones. En un poder judicial como el de Santa Cruz, peor que el riojano en las épocas de Menem, no nos asombra la persecusión a los que protestan. Ahora… ¿detenciones por el incidente con la hermanita presidencial? ¿Acusados de qué? ¿Tenencia ilegal de huevos y harina? ¿Cabellicidio? Todo puede ser. Si el camionero inimputable era un magnicida, el presunto tirón de pelo puede ser calificado como tentativa de homicidio o directamente como un acto de terrorismo

PRÓXIMAS ACTIVIDADES
Jueves 17 de mayo, 18:30, en la Facultad de Trabajo Social de La Plata, la Coordinadora por la Libertad de los Presos Políticos organiza una charla sobre los derechos humanos en la gestión K haciendo hincapié en la cantidad de compañeros presos y procesados por luchar y los casos de gatillo fácil y muertes en cárceles y comisarías. Por CORREPI participará del panel el compañero Gabriel Anderete.

En La Plata, escuchá Atando Cabos, el programa de radio de CORREPI, los lunes a las 20:00 por Radio Futura, FM 90.5.
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