Texto completo de la intervención de los compañeros del equipo de familiares de víctimas en el acto del 20 de noviembre de 2009 en Plaza de Mayo.
Compañeros:
Nosotros somos familiares de víctimas de la represión policial. Nuestros hijos, hermanos, esposos o padres fueron asesinados por policías, gendarmes, prefectos o guardiacárceles. Fueron fusilados por el gatillo fácil o los torturaron hasta morir. Somos familias enteras que descubrimos, desde el dolor más terrible, la necesidad de organizarnos y dar pelea. Por eso nos sumamos a CORREPI, para organizarnos contra la represión que nos arrebató a nuestros seres queridos.
Somos trabajadores que, de un día para otro, vimos con toda claridad la cara más terrible del estado. La represión, el arma que usan todos los gobiernos para controlar a los pobres.
El gatillo fácil, la tortura, las desapariciones, las detenciones arbitrarias, todas herramientas de control social.
Porque un pueblo con miedo es más fácil de manejar.
Empezamos a luchar por justicia para nuestros familiares. Pronto entendimos que ninguno murió por casualidad o porque tuvo mala suerte. Los que asesinaron a nuestros hijos o hermanos, a nuestros esposos o padres, no son loquitos sueltos. Son los ejecutores de una política de estado, los encargados de mantener las cosas como son, los que tienen la tarea de mantener la paz social a costa de la vida de los trabajadores.
Porque hay unos poquitos que tienen todo, y quieren tener más. Y muchos, muchísimos, que no tenemos nada, y cada vez tenemos menos. Y para que las cosas sigan siendo así, tienen que obligarnos a callar y obedecer. Tienen que mostrarnos que pueden matarnos de hambre o con balas. Tienen que mostrarnos que si protestamos porque vivimos mal, porque no hay trabajo, no hay escuelas ni hospitales, ellos van a mandar a sus perros guardianes a mantener el orden. Su orden.
Nos hablan todo el tiempo de que hay que defender la democracia. Los pobres no conocemos la democracia. Con esta democracia, la de los ricos y sus sirvientes, no podemos ni comer todos los días. La presidenta nos quiere hacer creer que con unos miserables 180 pesos podemos criar a nuestros hijos, mientras hay cada vez menos trabajo y los precios suben y suben.
El gatillo fácil es dueño y señor de los pibes en los barrios. Los presos, que son todos pobres, mueren o los matan todos los días. Cualquier policía puede detener a cualquiera en cualquier lugar porque se le ocurre. En todas las comisarías se tortura, igual que en las cárceles. Y ni hablar de los institutos de menores, llenas de pibes pobres, la mayoría encerrados para protegerlos, y no porque hayan cometido algún delito.
Nos hablan de la inseguridad, piden mano dura y condenas más altas, cada tanto insisten con la pena de muerte. Ahí están nuestros familiares, más de 2.800 en 26 años de esta democracia, para probar que la pena de muerte existe en Argentina, si sos joven y pobre. Nos dicen que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra, mientras ellos nos matan un pibe por día, y nos siguen explotando.
Nos hablan del aumento del delito. Y claro que aumenta. Cada vez hay más secuestros extorsivos, más narcotráfico, más trata de personas para la prostitución. Pero ¿quiénes son los que dirigen el crimen organizado? ¿Quiénes controlan los desarmaderos de autos, la venta de drogas, los prostíbulos? ¿Quiénes dirigen las grandes bandas de piratas del asfalto?
Todos esos negocios son de ellos. No hay ningún negociado donde no salte el botón. Sus jefes políticos, los gobiernos de turno, los dejan llevarse un pedacito de la gran torta. A cambio de eso, se aseguran que cumplan bien su función, que no es darnos seguridad. Es disciplinarnos. Es controlarnos y asegurarse que ni se nos ocurra pensar que no queremos seguir viviendo así.
Gobierno tras gobierno, vemos que aunque cambie la letra de la canción, la música sigue siendo la misma. Algunos son más directos y dicen las cosas sin vueltas. Ayer Ruckauf decía Hay que meter bala por la espalda. Hoy Scioli dice que hace falta más firmeza, dureza, rigor y orden. Otros son más cuidadosos, y hablan bonito. Hablan de derechos y garantías.
Pero todos defienden lo mismo, y nos matan por igual.
Hace poco la presidenta dijo no puede ser que la policía detiene y detiene, y la justicia libera y libera. Después de eso, ¿qué policía no entiende que tiene que disparar a matar? Después de eso, ¿qué juez no entiende que tiene que inventar cualquier cosa para salvar al asesino de uniforme? Después de eso, ¿cómo no nos van a matar un pibe por día?
Nosotros aprendimos, de la peor manera, que la justicia no es igual para todos. Que no es lo mismo estar ante un juez si sos rico o sos pobre. Que no es lo mismo estar vestido como nosotros, que usar uniforme. Los poderosos y sus verdugos casi nunca van presos, hagan lo que hagan. Para eso está el poder judicial, para protegerlos y garantizarles la impunidad.
Porque cuando nos matan un pibe, para el asesino uniformado nunca hay mano dura. Los jueces y los fiscales le buscan la vuelta y hablan de enfrentamiento, de accidente, de armas que se disparan solas o de suicidios. Con la pelea constante, a veces les torcemos el brazo, y no les queda otro remedio que dictar una condena. Entonces, van presos un rato, en jaula de oro, y apenas pueden, los largan de nuevo a la calle.
Pero también aprendimos lo importante que es organizarnos, y seguir peleando. Organizados podemos superar el miedo. Organizados podemos entender mejor la realidad. Comprendimos que nuestra lucha no es por una sentencia, aunque quisiéramos ver presos a todos los asesinos y torturadores. Nuestra lucha es por la conciencia.
Porque creemos que organizarse y luchar contra la represión es una tarea para toda nuestra clase, para todos los trabajadores. La represión del estado capitalista, gobierne quien gobierne, la tiene que enfrentar todo el pueblo trabajador, desde cada una de sus organizaciones. A eso los convocamos, compañeros.
Porque mientras vivamos en una sociedad con ricos y pobres, con explotadores y explotados, todos los gobiernos van a reprimirnos. Más autoritarios o más progresistas, todos necesitan tener las calles limpias de pobres que protesten y las fábricas ordenadas y produciendo para los patrones. Todos necesitan que les tengamos miedo y seamos obedientes.
Nosotros ya perdimos lo que más queríamos, pero no han vencido. La memoria de nuestros hijos, padres, esposos y hermanos nos empujó a la calle. Con la muerte de nuestros familiares, firmamos un compromiso de por vida para luchar contra la injusticia. La resistencia en la lucha, es nuestra dignidad y nuestra última palabra.
¡BASTA DE REPRESIÓN, EN DICTADURA O DEMOCRACIA!
¡BASTA DE GATILLO FÁCIL Y TORTURAS!
¡BASTA DE IMPUNIDAD!
¡BASTA DE CRIMINALIZAR LA PROTESTA!
¡BASTA DE IMPUNIDAD!
¡APARICIÓN CON VIDA DE TODOS LOS DESAPARECIDOS EN DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS!
COMPAÑEROS, POR NUESTROS FAMILIARES, POR TODOS NOSOTROS, LOS CONVOCAMOS:
¡CONTRA LA REPRESIÓN! ¡ORGANIZACIÓN Y LUCHA!