Boletín Informativo nº 544
Sumario: 1.- De comicoimeros, cabocarteristas y fichurtos.
2.- Más gatillos. 3.- Los Asuntos Internos de la policía.
4.- Fusilamientos en Haití. 5.- Policías en acción: sale la Metropolitana. 6.- BarcelonAntirrepresiva: “La Metropolitana sabrá cuando torturar y cuando no”.
DE COMICOIMEROS, CABOCARTERISTAS Y FICHURTOS
Podrían titular libros de cuentos, al estilo de viejas misceláneas porteñas, rincones literarios y otras yerbas. Pero no. Pese a que diariamente, y a lo largo y ancho de toda la geografía del país, ocurren estos hechos, todavía nadie se inspiró lo suficiente como para acuñar esta terminología y publicar en la tapa de los grandes medios escritos o en los zócalos de los canales informativos. Ninguno de ellos considera oportuno publicar que es una constante en la institución policial la práctica de delitos que en otros casos disparan la imaginación de los creativos y se instalan fuertemente en el imaginario colectivo.
Comicoimero: Un jefe policial de La Plata, Ricardo Bernardo Palacios, de 48 años de edad, fue encontrado culpable de haber cometido el delito de exacciones ilegales (coima, según su acepción vulgar) cuando en agosto de 2003 fue sorprendido recibiendo 200 pesos como condición para devolver un vehículo secuestrado después de un choque. Después de 7 años, le impusieron una condena de dos años de prisión. En suspenso, claro.
Cabocarteristas: Dos suboficiales de la policía rionegrina fueron separados de la fuerza por intentar robarse una cartera en un boliche nocturno de Viedma, la capital provincial. Por ahora sólo existen actuaciones administrativas y los inicios de una causa correccional.
Fichurtos: Dos policías rosarinos fueron detenidos por hurto, y varios más sumariados por encubrirlos, porque robaron bienes en la mudanza de una dependencia oficial del gobierno santafesino. Entre los faltantes hay más de 80 varillas de bronce que sostenían las alfombras de las escaleras. (Se trata de policías que ejercían la custodia de la dependencia administrativa, por eso elegimos el mote de “fiches”, comúnmente usado en la vieja lunfardía a propósito de los policías que realizaban el fichaje antropométrico de un individuo).
Todos estos casos - que son dados a conocer para habilitar el concepto de autodepuración y el de la existencia de policías buenos y malos- revelan varios denominadores comunes: se extienden a lo largo de todo el país, no diferencian escalafones, se ejecutan gozando del franco o del horario en funciones, ninguno queda detenido, se juzgan a largo plazo y, si hay condenas, son irrelevantes. Es decir, sistematicidad, frecuencia, habitualidad, impunidad.
En la esencia misma del control social efectuado por desclasados al servicio de la clase dominante está la razón de estos hechos, en las prebendas que obtienen con la complicidad necesaria de quienes no sólo no se escandalizan, sino que además cierran los ojos frente a los otros delitos como la tortura seguida de muerte o el homicidio agravado que estos mismos oficiales y suboficiales ejecutan con la misma frecuencia, habitualidad, sistematicidad e impunidad.
DE COMICOIMEROS, CABOCARTERISTAS Y FICHURTOS. Admitimos que también podría titularse ES TODA LA INSTITUCION.
MÁS GATILLOS
La modalidad del gatillo fácil en los barrios y pueblos pobres sigue en aumento. En nuestro Archivo de Casos, al día de salida de este boletín registramos 2891 personas asesinadas por el estado desde 1983.
Siempre decimos que cuando la noticia se redacta con frases tales como “confuso episodio” para referirse a un hecho donde un agente de las fuerzas represivas disparó a una persona, siempre hablando de un trabajador o un joven como “sospechoso”, está cantado que se trató de un caso de fusilamiento en el que la víctima estaba desarmada.
Luego se le plantará un perro, consistente en algún revolver que no sirva para disparar (las armas que sirven las guardan para alquilar), total los jueces, como buenos integrantes del estado, darán por suficiente la “sola amenaza” declarada por el homicida y todo el cuerpo policial.
Así lo demuestran los últimos casos de esta semana:
En la localidad cordobesa de La Laguna, de poco más de tres mil habitantes, Héctor Clemente Gómez, peón de estancia, fue fusilado pasada la medianoche del martes 2 de febrero por un suboficial a bordo de la patrulla de la zona, cuando lo consideraron sospechoso tras verlo transitar en su F100 camino a su casa en la localidad cercana. En eso consistió el “confuso episodio”.
Un día después, en el límite de los barrios de Tablada y Las Heras, Rosario, un suboficial franco de servicio, disparó por la espalda a Ricardo Villareal (18). En su propia versión, trató de repeler un intento de robo armado. Para complementarlo, sus compañeros de fuerza “encontraron” un revolver lechucero con balas que no eran ninguna del calibre del “perro”.
LOS ASUNTOS INTERNOS DE LA POLICÍA
A cada rato escuchamos a los conductores políticos de la fuerza defendiendo sus organismos de control interno, que, nos aseguran investigan hasta las últimas consecuencias y aplican sanciones ejemplares.
Sin embargo, en los casos concretos que nos toca conocer, brilla por su ausencia esa proclamada intención. Un par de ejemplos son más útiles que una larga enumeración.
El policía Juan Sebastián Álvarez fusiló a Miguel Da Silva (14), en Moreno en 2005. El postergado juicio oral comenzará el próximo 1º de julio, en Mercedes. Álvarez puede ser condenado a prisión perpetua, según el planteo de la querella, o de 8 a 25 años según lo que sostiene la fiscalía. Desde luego, como es policía, no está preso.
En su sumario administrativo, los encargados de separar a los malos funcionarios, como le gusta decir al ministro Stornelli, muchos de ellos civiles contratados para garantizar la transparencia, resolvieron que, cuando fusiló a Miguelito, Álvarez violó varios incisos del art. 120 del decreto reglamentario de la Ley de Policía, porque cometió un acto que implica la afectación de la dignidad humana que viola Derechos Humanos Incumplió el Código de Conducta para Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley de la ONU y un montón más de palabras lindas.
Un ingenuo podría pensar ¡La depuración funciona! e imaginarse que lo echaron. Pero no. ¿Saben qué sanción le impusieron? Sesenta días de suspensión.
Otro caso, esta vez de la federal, es el del policía Segovia, asesino de Mauro Vega, el murguero de Chacarita. Después del intento del juez Daffis Niklison de cerrar la causa, logramos que se lo procesara. Pero acabamos de enterarnos, oficialmente, que el policía que le puso un tiro en la nuca a Mauro esa noche de carnaval, sigue en servicio activo, asignado a la comisaría 33ª, en pleno barrio de Belgrano (Mendoza 2263). Si le toca hacer algún trámite ahí, no lo ponga nervioso
FUSILAMIENTOS EN HAITÍ
La naturaleza represiva de las fuerzas de seguridad se devela más allá de las fronteras. El pueblo haitiano vive una situación desesperante, y pelea el hambre y la miseria con saqueos para conseguir alimento y agua.
La política represiva se descarga contra los pobres, al servicio del orden impuesto. Esta vez, dejaron trascender dos casos de fusilamientos a manos de la policía haitiana. El de la adolescente Fabienne Cherisma, de 15 años, que asesinaron a quemarropa de tres disparos en la cabeza, y el de un hombre que fue fusilado cuando la policía de Haití disparaba contra un grupo de personas en un mercado en Puerto Príncipe. Tal como hicieran en Argentina en diciembre de 2001, es la política que implementan para contener la desesperación y el hambre del pueblo.
Como dijéramos en el Boletín nº 543, los refuerzos enviados para la supuesta “ayuda humanitaria” no son más que aparato represivo puesto para defender la propiedad y la dominación.
POLICÍAS EN ACCIÓN: SALE LA METROPOLITANA
El debut de la Metropolitana, la tan deseada fuerza policial propia del gobierno de la ciudad, llega con demora, después de la remoción anticipada de sus dos primeros jefes (uno de ellos preso), y una seguidilla de escándalos, algunos de más trascendencia, como el del espionaje telefónico de Ciro James, y otros más reservados, como la designación del pastor alemán Daniel Pastor, el abogado que elaboró la defensa del gobierno argentino en la causa Bulacio ante la Corte IDH- como director del instituto de formación.
Desde el viernes 5 de febrero, los pitucos uniformes (aparentemente comprados a Kanoore Edul, implicado en la masacre de la AMIA) serán vistos en algunos barrios de la ciudad, y se irán extendiendo hasta llegar, a mitad de año, a 2.000 efectivos en la calle.
Medio centenar de modernos (y caros) patrulleros, marca Chevrolet Meriva, 15 motos Honda Deauville 700, pistolas Beretta 9 mm y efectivas tonfas constituyen el ajuar de los nuevos policías. Para la unidad antidisturbios, además de lo clásico (bastones, escudos, cascos, pecheras), la ya famosa pistola-picana Taser, que inmoviliza al sospechoso con una descarga de 50.000 voltios.
Las calles de la ciudad serán, desde ahora, predio compartido por cuatro fuerzas: la federal, con sus 53 comisarías y delegaciones ferroviarias, su sistema de patrullaje y consignas permanentes; la metropolitana, que irá avanzando hasta cubrir todos los barrios, con sus propios precintos y cuadrícula; la prefectura, con control del corredor portuario (que cubre tanto la villa 31 como Puerto Madero) y otros objetivos puntuales, y gendarmería, con sus retenes y zonas asignadas. No tardarán en hacerse visibles los choques y conflictos por el control territorial, el manejo de los distintos negocios criminales de unos y otros y otras situaciones que siempre resuelven a tiro limpio y armando operaciones.
Todo el personal que sale a la calle cuenta con experiencia previa, ya que fueron policías de la Federal, Gendarmes, Prefectos o miembros de las policías del interior del país, dice el informe que acompaña el debut. Y, por si no se entendiera, aclara: Esto es fundamental, porque la Policía Metropolitana no podía arrancar con personal que no estuviera formado desde la experiencia.
También el pueblo trabajador cuenta con experiencia previa con esas fuerzas, responsables, desde diciembre de 1983, de casi 3.000 fusilamientos y muertes en la tortura en todo el país.
BARCELONANTIRREPRESIVA:
MACRI DEFIENDE LA COMPRA DE PISTOLAS PARALIZANTES PROHIBIDAS POR EL COMITÉ CONTRA LA TORTURA DE LA ONU: “La Metropolitana sabrá cuando torturar y cuando no“.
El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, disparó violentas descargas contra quienes criticaron la compra de pistolas paralizantes para equipar a la policía Metropolitana. El titular del ejecutivo porteño minimizó la prohibición que pesa sobre esas armas por parte de la comisión de Torturas de la ONU, y prometió que “los policías de la ciudad estarán lo suficientemente preparados como para ser criteriosos en la aplicación de tormentos, y como para ocuparse de no quedar pegados si cometen algún exceso“.
Macri negó que las pistolas en cuestión sean, en la práctica, picanas portátiles, y aclaró que “sólo se trata de armas diseñadas para aplicar descargas eléctricas no mortales, pero capaces de ocasionar dolores agudos y quemaduras permanentes“.