DOS TITULOS - UNA SOLA POLÍTICA

Correpi
01.Jun.06    Documentos y Comunicados

Mientras el “gran diario argentino” titulaba que Kirchner les pedía a los militares “más apego a los derechos humanos”, Diario Popular caratulaba “Pibe fusilado por la policía”.

Parecen políticas contrapuestas, pero en realidad es una misma. Las usinas gubernamentales utilizan la propaganda oficial para acentuar, en contraposición con la realidad, sólo los derechos humanos que tienen que ver con el pasado, mostrar como únicas víctimas los desaparecidos durante la dictadura militar y como únicos victimarios, los militares. Lo de allá lejos y hace tiempo, y además, la paja en el ojo ajeno.

No es que el gatillo fácil, las torturas, las muertes en custodia no sean para el gobierno temas de derechos humanos. Por el contrario, pone todo el esfuerzo en negarlos, invisibilizarlos, como si las balas no las tiraran ellos. Acompañado por organismos tradicionales que siempre han menospreciado a las víctimas que no fueran militantes setentistas, el gobierno sustenta una política de DDHH tendiente a hacer creer que se ocupa de los derechos humanos. Para ello monta un dispositivo mediático, del orden de la palabra, procurando el ocultamiento de “sus” violaciones a los derechos humanos y buscando el consenso para reprimir.

En tanto se vanagloria con los DDHH del pasado, los saca a relucir y los ofrece como mercancía, escondiendo su carácter netamente represivo. Se escuda en los derechos humanos del pasado para poder vulnerarlos en el presente. Detrás de su preocupación por los derechos humanos violados por los militares, detrás de su plaza llena, entretenida por representantes de organismos tradicionales y artistas históricamente vinculados a la lucha, está la represión a estudiantes secundarios en Mendoza, donde la policía incluso sustrajo pibes de sus casas; está la continuidad en funciones de represores del Puente Pueyrredón que ejercen como seguridad privada al igual que tantos otros canas asesinos, amparados por el Estado en este y todos sus gobiernos. Aún el tratamiento que hacen de la violación de los derechos humanos de la dictadura, aislándolos de toda consecuencia presente, resulta cínica. Como si aquel terrorismo de estado no hubiera tenido nada que ver con las políticas económicas de entrega y exclusión que, precisamente, no variaron con K.

No le pide apego a los DDHH humanos a sus policías, le pide al pueblo que crea que las fuerzas entrenadas para aplastarlo no son tan malas, que creamos en la bondad y humanidad de las fuerzas, que subestimemos a nuestros asesinos. Necesita policías que violen los derechos humanos. Necesita policías bravas para represiones bravas, y ya que estamos, prefectura, y gendarmería.

Por más fotito grandilocuente, la política de derechos humanos de K ni siquiera es un gran fraude. Es la mejor mascarada para poder reprimir sin ser acusado de represor.

No son dos políticas, ni siquiera dos discursos. Es la mascarada populista, mentirosa, mientras las balas van siempre para el mismo lado.
CORREPI