EL DIA DEL TRABAJADOR Y LA REPRESION
Saludo enviado a las organizaciones de trabajadores el 1º de Mayo de 2001
Compañeros:
Este 1º de Mayo llega en la Argentina en el marco de una durísima escalada represiva contra los que luchan por la reinvindicación de sus derechos sociales y económicos. A principios de 1995 CORREPI, analizando la situación represiva en aquel momento, afirmó: “Mientras se consolida el uso por parte del estado de una política represiva que caracterizamos como indiscriminada, por cuanto se utiliza contra cualquiera que responda a los parámetros sociales de los sectores más desprotegidos y cuyo objetivo es esencialmente el control social de esos segmentos juveniles, marginados o de minorías discriminadas, es evidente el surgimiento de una nueva vertiente represiva, más explícita, y dirigida puntualmente contra quienes luchan o se defienden de la violencia económica del sistema”. Desde entonces hemos podido comprobar cómo, sin dejar de emplear herramientas de control social como el gatillo fácil, la tortura o las detenciones arbitrarias, el sistema aumentó la represión directa a las movilizaciones populares, a las luchas sindicales o estudiantiles, tanto de manera explícita con palos, balas de goma y de las otras, como adecuando el aparato judicial y legislativo en lo que denominamos la “criminalización del conflicto social”.
Ejemplos son lo que nos sobra para sustentar esta caracterización: desde el Santiagazo a la fecha, pocos reclamos populares, movilizaciones o puebladas han logrado esquivar la represión más o menos virulenta, incluyendo heridos y hasta muertos como en Ushuaia (Víctor Choque), Cutral Co (Teresa Rodríguez), Corrientes (Mauro Ojeda y Francisco Escobar) o Salta (Aníbal Verón). Paralelamente, los jueces han cumplido su rol reprimiendo con el código penal en la mano a luchadores populares, aplicando generosa y forzadamente figuras como el atentado y resistencia a la autoridad, la coacción agravada, la interrupción del tránsito vehicular, la asociación ilícita, la prepotencia ideológica, la instigación a cometer delitos, la usurpación, etc. (recordar las causas Panario-Christiansen-Estrada, “Lobo” Martínez, los piqueteros de Comodoro Rivadavia, Castells, entre muchas otras). Las legislaturas nacional y locales han acomodado sus normas para dar mejor cabida legal a las conductas que el Estado quiere tipificar como delictivas porque lo ponen en potencial riesgo. Así, desde los proyectos de leyes antiterroristas luego derivadas en hijos putativos como la ley del arrepentido, pasando por el Decreto 150 que penaliza los “escraches”, llegamos al establecimiento del discurso de la “inseguridad” como prioridad máxima, óptima y efectiva herramienta para endurecer -tratando de obtener consenso de las capas medias- aun más el sistema penal e incluir nuevas figuras que permitan reprimir prolija y legalmente.
Por eso propusimos que la marcha del pasado 20 de abril simbolizara tras las figuras de Walter Bulacio y Emilio Alí estas dos vertientes represivas, al cumplirse 10 años del asesinato por la policía del primero y horas antes de iniciarse el juicio oral contra el segundo, acusado de extorsión por reclamar pan para los excluidos del sistema.
Hoy Emilio ha sido condenado a cinco años y medio de prisión en medio del aislamiento político al que lo condenaron, aun antes que la justicia del sistema, las burocracias políticas y sindicales.
CORREPI convoca a todas las agrupaciones que de una manera u otra se movilizarán este 1º de Mayo a poner en el lugar central de todas las actividades el reclamo por la libertad de Emilio Alí, compañero en nuestra lucha antirrepresiva y ejemplo de cómo los excluidos recuperan la dignidad arrebatada peleando por sus derechos.