El nuevo jefe de la Policía Federal, el hasta hoy subjefe Nestor Vallecca, es largamente conocido por CORREPI.
El 9 de septiembre de 1998, durante un multitudinario escrache al genocida comisario de la bonaerense Miguel Etchecolatz, Vallecca estuvo a cargo de la represión. Vallecca era el titular de la comisaría 19°, que no ahorró balas de goma y gases lacrimógenos, algunos incluso tirados desde el piso 11 del edificio donde vivía el genocida.
Los manifestantes se refugiaron ingresando a los edificios de la autónoma UBA, especialmente en Sociales y Ciencias Económicas. La Federal nos persiguió hasta allí, tirando gases dentro de las sedes y a los miles de estudiantes que estaban cursando. Por esa represión, el estudiante Julio Cesar Forlino perdió el 70% de la visión.
Actualmente están siendo indagados por el Juzgado Federal Nº1 dos docenas de los entonces subordinados de Vallecca, acusados de intimidación pública y lesiones graves.
Nestor Vallecca, ya ascendido a Comisario Inspector, también fue el encargado de las investigaciones internas policiales por los hechos del 19, 20 y 29 de diciembre de 2001, donde continuó la línea trazada por Giacomino: desligar a la Policía Federal de los asesinatos y abusos policiales contra los manifestantes.
No es de extrañar, entonces, que su primera tarea haya sido dirigir un mega operativo para esconder a los legisladores que votaron esas leyes de las decenas de miles de compañeros y organizaciones que se movilizaron hoy.
Quizás Vallecca es el candidato ideal -desde el punto de vista del gobierno- para aplicar el nuevo Código Contravencional con el que pretenden reprimir las protestas sociales y penalizar la pobreza en la Capital Federal.