Jornada antirrepresiva en Quilmes
Integramos la COORDINADORA ANTIRREPRESIVA DE ZONA SUR: Asamblea no a la Entrega de la Costa de Quilmes/Avellaneda - Bandera Negra/Tendencia Estudiantil Libertaria - CORREPI - HIJOS La Plata Movimiento Popular La Dignidad - Organización de Trabajadores Revolucionarios
CONTACTO: coordinadoraantirrepresivasur@yahoo.com.ar
Para escuchar la cobertura de la jornada que hizo el programa de radio “El Fuego y la Palabra” de Radio La Colectiva, sumamos el link:
www.lacolectiva.org.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=4408&Itemid=43
La avenida Mitre atraviesa todo el conurbano bonaerense sur, desde Avellaneda y sobre cuyo asfalto fueron fusilados Maxi y Darío en 2002, hasta la maltería de Hudson, creada en el siglo XIX y cerrada definitivamente durante la gestión del riojano más famoso. La puja entre la descomposición social de quienes aguantan sin quejarse las reglas del sistema y el destino trágico de quienes se organizan para cambiar las cosas también atraviesa ese anillo de barrios bonaerenses.
Dejando atrás unas cuadras la avenida Mitre al 1200 se atraviesa una zona industrial, y yendo hacia la autopista Buenos Aires-La Plata, se llega al barrio Villa Luján de Quilmes. Lo primero que se impone esta tarde de sábado es que la noche anterior cayeron unos chaparrones nocturnos que no se terminaron de ir. El barrio está en una zona baja y recibe toda el agua desde la Mitre, las calles de barro son un pisadero para los carros, motos y bicis El asfalto sobre la calle Mozart no deja escurrir el agua y se forman unos piletones de 10 centímetros de alto en las esquinas. Decidimos hacer la actividad en la ochava donde está la escuela del barrio, y en sus paredes un mural que refiere a uno de los casos de gatillo fácil de la zona: David Vivas de 21 años y Javier Alarcón de 15, que en marzo del año pasado vieron arruinada una noche de salida juvenil y convertida en una masacre por el capitán de la Comisaría 1ª Alfredo Veysandaz, quien fusiló a los chicos en plena calle porque le rozaron el auto.
Al llegar nos recibe Betty, la mamá de David, que está de entrecasa. Se va a arreglar un poco y al volver comenta que un nuevo caso de gatillo fácil, ocurrido el mes pasado, le removió todo lo que ella viene viviendo desde hace más de un año. Dice que anda con bajones de salud, pero que igual va a seguir adelante reclamando justicia. Además nos cuenta que la cosa en el barrio está pesada, que los pibes más grandes se juntan en barra y andan haciendo desastres: los vecinos de más arriba los corren a tiros. El fantasma del juez Charles Lynch anda dando vueltas, y pocos se atreven a cuestionarse si matar a un pibe, sea o no chorro, es abonar el terreno a la injusticia por mano propia. El mes último asistimos a una feroz campaña desde los medios masivos de desinformación que buscan instalar la idea de un Estado ausente. De esta manera se dio una amplia difusión a los episodios de linchamientos a lo largo del país, presentándolos como una respuesta lógica ante la falta de respuestas.
El gobierno de Scioli viene de anunciar un plan de emergencia de seguridad, que además de reconocer el fracaso del matón que encumbraron como ministro del área, destina millones a nuevos pertrechos y más agentes para la saturación policial del territorio. Eso sí, saturación preventiva. Quienes vivimos en los barrios de trabajadores sabemos bien que significa eso.
Los cumpas de la Asamblea No a la Entrega de la Costa consiguen unas palas y se ponen a hacer una zanja para desagotar un poco las veredas de tierra colorada. La gente de Bandera Negra y el MP La Dignidad va blanqueando una pared lateral de la escuela y tirando unas líneas para hacer un mural. Los pibes del barrio curiosean y piden ayudar a pintar. Los más chicos se suman enseguida, los más grandes son más desconfiados y no se acercan. Correpi arma su puesto con materiales antirrepresivos, ayudados también por los pibitos. Un nenito de 3 años compra un pin de HIJOS La Plata con consignas anti-Bergoglio. ¿Tu mamá te deja?, le preguntan. Es mi plata y yo hago lo que quiero responde.
Betty habla por radio en el móvil de los compañeros de La Colectiva. Resume el caso de su hijo y Javier Alarcón, y suma el hecho más reciente de Diego Ortiz, de 18 años, asesinado en el barrio el 5 de abril por un policía federal. El caso fue reflejado por el diario local como Delincuente abatido, pese a que no se comprobó más arma en el hecho que la del federal, quien le dijo al padre de Diego Yo lo maté, porque a estos hay que matarlos a todos. Dice por radio Betty: La familia de Diego esta destruida. No está preparada todavía para salir a luchar. Yo aprendí que esto no es un caso aislado, porque la policía mata un pibe de las villas cada 28 horas.
En la esquina toca la banda No somos Nada y alegra un poco la tarde. El frío de Mayo se hace sentir cuando el sol se esconde momentáneamente. Lo combatimos con unas empanaditas y algún mate que nos acercan las vecinas. Ya se preparan la murga del barrio, compuesta por pibes de no más de 14 años. Los coordinan los cumpas de Hagamos Lo Imposible, que ya conocen por su trabajo en la zona. Estos pibes fueron los que animaron con sus tambores las jornadas de protesta en el juzgado de Quilmes cuando hubo audiencia para pedir que no se libere al policía Veysandaz, que alegaba haber actuado en legítima defensa. Y tenían hasta un cantito contra la gorra.
Mientras volanteamos en el barrio, los perros se alborotan y charlamos con algunos vecinos. Al principio nos miran desconfiados, pero al mencionarles los casos de gatillo del barrio se sueltan, y demuestran que saben lo que pasa. Una vecina mayor comenta el último caso y dice: se dice que andaba robando, pero no le encontraron nada al chico. Y encima el que los mató es policía. Vaya a saber. Asoma entre la gente la idea de que los fenómenos de violencia aparecen por la desigualdad social y no al revés, que el problema fue y sigue siendo esa desigualdad que limita el acceso de la población trabajadora y sus hijos a sus derechos mas elementales.
El Estado ausente vive de paradojas. Es el Estado que no garantiza la seguridad de obtener un trabajo estable y en blanco, la seguridad de vivir bajo un techo digno y en un barrio con las mismas comodidades que cualquier otro, la seguridad de que nuestros pibes puedan acceder y permanecer en un sistema educativo digno, entre tantas otras cosas. El Estado que se vanagloria de gastar el 6 % del PBI en educación, pero no explica que sumadas las áreas Educación-Salud-Ciencia se llega a un magro 13%, lo mismo que se gasta en la áreas de Seguridad o de Defensa. El mismo Estado ausente que está muy presente en materia represiva: llegó al récord de 100 mil agentes de fuerzas de seguridad federales en los últimos 10 años y suma 200 mil agentes policiales provinciales. Ese ejército de seguridad interior, aún sin contar las futuras policías comunales, asesinó con sus torturas y gatillo fácil a más de 4.000 personas en los últimos 30 años. Convenientemente los crecimientos presupuestarios, más de 2.400 casos corresponden a la “Dékada Ganada”. No contento con esa cifra, y asediado por grupos de buenos vecinos que piden “más seguridad”, el intendente Francisco Gutiérrez puso en marcha a fines de abril pasado el Comando de Prevención Comunitaria (CPC), que sumará 50 patrullas y 339 policías en el distrito.
De eso y de otras contradicciones del modelo de crecimiento con exclusión que reprime hablamos en el micrófono de la radio abierta. El mural sobre calle Mozart está teminado y vamos juntando todo. Queda como marca urbana para que los vecinos que pasan, los que buscan justicia y los que la ejercen por mano propia, vean y reflexionen. Betty nos dice que la imagen que reproducimos, tomada del linchamiento de David en Rosario, es igual a la imagen de como cayó Diego Ortiz en el barrio. Una coincidencia que no es tan involuntaria.
La tarde del sábado se hace noche en Villa Luján. El agua de los chaparrones del viernes sigue ahí, en la esquina de la escuela, rebalsando las zanjas del barrio y al parecer invisible para la política de obras del intendente Gutiérrez. Nos vamos después de compartir una tarde de charla y experiencias, pensando que es necesario seguir haciendo visible todo esto entre nuestros vecinos y vecinas, en nuestros lugares de trabajo y de estudio. Porque la única manera de revertir todo lo malo que sufren nuestros barrios es con más organización desde abajo, para poder pegar con un solo puño a quienes quieren que sigamos callados y sumisos.