Policía federal a juicio por matar a un pibe por apuntarlo con un encendedor‏

Ante el Tribunal Criminal Nº 1 de La Matanza, ubicado en Mendoza 2417 de san Justo, será juzgado otro policía que mató a un pibe de barrio por gatillo fácil.

El 11 de febrero de 2010, el policía federal Luciano Cruz Gaete Ossandón, de la División Apoyo Tecnológico Judicial de la PFA, fusiló de dos balazos a Claudio “Kunky” Méndez, un joven de 17 años. El hecho ocurrió en la localidad de Rafael Castillo, partido de La Matanza.

El policía dijo que él salía de su casa para ir al trabajo, cuando un individuo lo tomó por atrás y le dijo “dame la plata”. El homicida aseguró que, al forcejear, vio que Kunky se disponía a sacar un arma que tenía en la cintura, así que sacó su 9 mm. reglamentaria y lo mató de dos tiros. Claudio no tenía otra cosa en su bolsillo que un encendedor.

Al escuchar los disparos, el sereno de una obra salió a la callé e insultó al policía porque “estaba tirando y pasaba gente”. Varios vecinos se acercaron y el oficial se asustó, y se fue a la comisaría. La reacción rápida de la gente del barrio evitó el habitual accionar de la policía de plantarle un “perro” para tratar de justificar el gatillo fácil.

Las pericias determinaron que el arma reglamentaria del policía estaba cargada con balas de punta chata (”troncocónicas”), prohibidas para cualqueir uso, excepto la caza mayor deportiva…

Enseguida el fiscal y el juez de garantías accedieron a la prisión preventiva del asesino, pero la cámara de apelaciones lo dejó en libertad, a pesar de mantener la acusación por homicidio, simple según la fiscalía (con pena de 8 a 25 años de prisión) y agravado por su condición de policía (con pena de prisión perpetua) según reclama Lorena Méndez, madre de Kunky, patrocinada por abogados de CORREPI.

Así, un policía federal, acusado de un delito castigado con hasta 25 años, o prisión perpetua, llega en libertad al juicio, tal como ocurre siempre que el asesino viste de uniforme.

Durante los tres días del juicio, los militantes antirrepresivos y familiares de víctimas organizados en CORREPI se movilizarán frente al tribunal, exigiendo la condena a prisión perpetua del asesino.

“Quiero que lo condenen por ser un policía asesino, no sólo por asesino”

Esas fueron las palabras de Rosita, la hermana de Camilo Pérez, cuando el fiscal accedió al pedido de la defensa del policía bonaerense del Grupo Halcón Ernesto Bencardino, que fusiló al chico cuando lo tenía reducido, boca abajo, en el suelo. La fiscalía y la defensa acordaron pedir al tribunal criminal nº 3 que condene al asesino a la pena de 10 años y 8 meses de prisión por homicidio simple, sin hacer el juicio oral, a través del instituto del juicio abreviado.

Patrocinada por CORREPI, Rosa se opuso, por lo que ahora el tribunal deberá decidir. Y para eso, el 5 de julio, en el mismo piso del mismo edificio donde se va a juzgar al otro asesino, el federal que fusiló a Kunky, los jueces entrevistarán a solas al fusilador del grupo de elite bonaerense.

El 3 de junio de 2010, Camilo esperaba con un amigo a su novia, en la puerta de su trabajo, una remisería de Gregorio de Laferrere, cuando apareció de civil el policía del grupo Halcón, Ernesto Bencardino. Arma en mano y, al grito de “¡Alto, policía!”, los redujo a ambos y los hizo tirar boca abajo en el piso. Los acusaba de haberse “metido” con su hijo adolescente. Estando boca abajo, fusiló a Camilo de un tiro en la espalda.

Bencardino, cuando vio que lo había matado, se puso a buscar la vaina, pero salieron los vecinos y los remiseros a los gritos, y él también salió corriendo. Uno de los remiseros lo persiguió, cruzó un patrullero e hizo que otros policías lo detuvieran.

En la indagatoria, Bencardino dijo que actuó en “el legítimo cumplimiento del deber”. Luego de casi un año, la justicia intenta proteger así a la policía, dándole una pena ínfima a un asesino que actuó con premeditación y cometió un delito de prisión perpetua.

El martes, mientras estemos movilizados por el juicio de Kunky, veremos pasar a Bencardino, y volveremos a exigir que se lo condene, pero no como lo piden el fiscal y la defensa, como simple asesino; sino como lo pide Rosa, y como lo que es: un policía asesino.